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sábado, 4 de julio de 2009

Yemaya, Yemonja, Lemanja, Iemanja o Yemoja

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Yemoja

clip_image001Yemayá, Yemònja, Lemanja, Iemanja o Yemòja es considerada generalmente la Diosa de las aguas y de su cuerpo, de acuerdo con la creencia popular, fluyen todos los ríos, las lagunas y el mar.
Ye-mo-ja es una contracción de Yeye – Omo - Eja, la madre de los peces, la palabra Omo está empleada aquí en un sentido genérico.
Hoy día se le asocia con el río Ògún y se le rinde un culto elaborado en aquellas áreas donde éste discurre, particularmente en Abeokuta.
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En Nigeria se dice que Yemayá o Yemoja nació en la la tierra Takua, que es donde nace el río Ògún y donde ella vive, por lo que esta zona se ha convertido en lugar de peregrinaje de infinidad de devotos.
Como ocurre con una buena cantidad de Òrisàs, Yemayá o Yemoja es también adorada en diferentes regiones y consecuentemente adopta diferentes nombres o formas, por ejemplo en Oyo la que impera es Mayelewo y un mito de ese pueblo, nos dice que ella era comerciante en la ciudad de Shaki.
Se casó con Okefe que es título real de Òòsàoko o Òrìsà Oko y éste la insultó por sus grandes senos, lo que le dio el sobrenombre de Somu Gaga (senos grandísimos), ella avergonzada se sumergió en el río y se fue a vivir con Olókun bajo el nombre de Somu Gaga y sólo sale del mar en contadas ocasiones en distintos puntos de la costa.
Yemayá o Yemoja es una deidad asociada con muñecos, en África se le tallan con maderas preciosas y llevan cargas secretas según el camino de esta.
Cuando está en la tierra le gusta vivir a la entrada de los montes, es trabajadora, vendedora de alimentos, tiñe telas y fabrica aceites de semilla de melón.
Los hijos de Yemayá o Yemoja no deben comer berro, ni quimbombó que son los ewes mas poderosos de Yemayá Yemoja, se viste de varios colores y formas pero los principales son: Blanco, azul en todas sus tonalidades, el verde en todos sus tonos y el rosado, le gustan mucho las rosas blancas, cuando sus hijos tiene la salud quebrada debe llevar una canasta de rosas blancas a la orilla del Mar y allí llamarán a Yemayá o Yemoja echándole las rosas blancas. Yemayá o Yemoja nació con la Luna, como Obàtálá nació con el Sol.

Cuenta la leyenda

yemoja wood sculpture Yemayá o Yemoja no encontraba con quien casarse, Ògún decidió hacerlo y de esta unión tuvieron un hijo llamado Òrungan.
Se plantea que Òrungan cometió incesto con su madre. Ella escapó horrorizada, pero fue persuadida calurosamente por su travieso hijo hasta que cayó de espaldas en la tierra completamente exhausta.
Chorros de agua empezaron a salir de su cuerpo y estos chorros se unieron formando un lago y de su cuerpo emanaron las siguientes deidades:
Olósà (diosa del lago).
Olókun (dios del mar y sus riquezas).
Dadá (el dios de los vegetales).
Sàngó(dios de la iluminación o del trueno y fuego).
Ògún (dios del hierro y la guerra).
Oya(Diosa del río Niger).
Osún (Diosa del río Osún).
Obá (Diosa del Oba o del cementerio).
Òòsàoko u Òrìsà Oko(Dios de la agricultura).
Òsóò(dios de los cazadores).
òke (dios de las montañas).
Aje Saluga (dios de la riqueza).
Sòponnà (Dios de la viruela).
Òrun (Diosa del sol).
Osú (Dios de la luna).

Una fábula

narra que Yemayá O Yemoja fue una mujer de gran belleza, pero que sólo tenía un seno.
Debido a esto no quería casarse por temor a que su esposo pudiera ridiculizarla y exponer su secreto al mundo.
Un día iba caminando muy afligida hacia su casa, después de regresar del mercado, se dijo: Cuan triste es estar sola, regresar a casa sin niños y no tener esposo para quien cocinar.
Ògún escuchó lo que ella dijo, ya que iba andando por el mismo camino.
Sintió un fuerte deseo de casarse con ella y la abrazó y dijo:
No temas.
Sé que luzco fiero y todo el mundo me teme, pero no te haré daño.
Te cuidaré y protegeré, pero hay una cosa que me tienes que prometer.
Nunca debes burlarte de mis ojos inyectados en sangre.
Yemayá o Yemoja estuvo de acuerdo en casarse con él. Confesó que tenía un solo seno y dijo:
Debes prometerme una cosa.
No toques nunca mi seno.
Durante mucho tiempo cumplieron las promesas.
Yemayá o Yemoja le dio muchos hijos a Ògún.
Un día Ògún quiso congratularse con Yemayá o Yemoja y entró a la cocina a hacerle una sopa, pero al no estar acostumbrado a estos menesteres dejó caer la olla, esta se rompió y toda la comida se regó por el piso.
Yemayá o Yemoja , que estaba descansando, se despertó con el ruido.
Corrió hacia la cocina y al no percatarse de cómo había ocurrido el accidente gritó airadamente

¿Qué haces en mi cocina?

¡Tú con los ojos inyectados en sangre!

Ògún se lamentó y se arrodilló a su lado, acariciándole el seno. Yemayá o Yemoja comenzó a temblar.
Se convirtió en agua y desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Ògún se entristeció por perder a su amada esposa y entonces se dijo:
La gentileza no está hecha para mi.
Apesadumbrado abandonó la casa para continuar su agitada vida de guerrero.
En algunas tradiciones nuestras, Yemayá o Yemoja adquiere otros atributos tales como:
Una sopera coloreada de azul y blanco con atributos y herramientas como: Un sol, una luna llena, un ancla, un salvavidas, un bote, siete remos, siete aros, un llave, una estrella, siete aros de plata.
Estos objetos elaborados en plata, acero, lata o plomo, un rabo de caballo con mango adornado con cuentas azules y blancas, maracas que se utilizan para saludar y para que preste atención cuando se habla con ella, un abanico con varillaje de nácar y oro, adornado con cuentas y caracoles, abanicos redondos hechos de pencas de guano adornados con plumas de pavo real, caracoles y cascabeles.
Usa un manto de burato ricamente adornado.
Todos estos atributos son adornados con patos, peces, redes, estrellas, caballitos de mar, conchas en miniatura, todo lo relativo al Mar. Siempre llevan cuentas azules y blancas alternas, piedras, cauries, etc.
Los collares son conformados con siete cuentas de cristal transparente, llamadas de agua y azules, azul pálido y agua, azul oscuro y perlas opalinas o cuentas de jabón, etcétera.
A Yemayá se le ofrenda carnero, paloma, jicotea, pato, gallina, guano, codorniz, cerdo, guiso de camarones con alcaparras, huevos duros, acelga y tomate; tamal de maíz que se tiene todo el día en remojo, se muele en un pilón y se cocina batiéndolo en una cazuela sin grasa y sin sal, se le da forma de pirámide y se envuelve en hojas frescas de plátano; razupo de frijoles, (se ponen en remojo frijoles carita, se pasan por un guallo para quitarles la cáscara, se hacen una pasta y se le echa sal, se pican ajos y cebollas añadiendo pedacitos de jengibre a la masa, se pone en manteca caliente una bolsita de bija, y cuando hierve se vierte toda la masa de frijoles que antes se había batido bien, se preparan moldes de papel y se rellenan con esta pasta), quimbombó con bolas de plátano verde o ñame; frijoles negros cocinados sin caldo y sin maíz; palanquetas de gofio con melao de caña, coco quemado, berro, lechuga, escarola acelga y chayote.
Su fruta predilecta es el melón de agua o patilla, aunque también gusta de piñas, papayas, uvas, peras de agua, manzanas, plátanos y naranjas, frituras de ñame con melao de caña, maíz finado, arroz amarillo con carne de cerdo y mariquitas de plátano.
Se acostumbra brindarle en una jícara el agua y de melao.
De los peces, prefiere la guabina, la anguila, el pargo, la rabirrubia, la cabrilla, el serrucho, el lenguado, la aguja, la cherna, el emperador y otros.
Al igual que hay espíritus en la tierra, los Yorúbàs creen también que hay espíritus que habitan en los ríos, las lagunas y el mar como es el caso de Yemayá o Yemoja .
Estos son reverenciados principalmente por las personas que viven cerca de ríos, lagunas o el mar y creen que los espíritus, si son servidos adecuadamente, pueden a cambio satisfacer las necesidades del hombre.
Ellos controlan la abundancia de la pesca, evitan el vuelco de las canoas y los accidentes en el río; algunos de los espíritus les dan hijos a las infecundas.
Sus principales símbolos son las piedras pulidas por la corriente del río y dieciséis conchas de cauries, estas últimas se emplean igualmente como medio de adivinación por los devotos.YemayaThrone

Oríkì Yemòja

(Alabando al espíritu de la madre de la pesca).

Bómi ìyámi Sómi tómiBomi t'òkunWè isé àjé mogbé jinàFi bun mi omodéFi bun mi aláàfíàMá kò àjé je miMá kò enia buburú pa miYemoja ìyá gbogboBómi ìyámi
Yemoja, madre de los peces, La madre de las aguas en la tierra,Nútrame, mi madre, Protéjame y guíeme,Como las olas del océano, limpie la brujería que yo la llevo lejos,Concédame niños,Concédame paz,No permita a las brujas devorarme,No permita a las personas malas destruirme,Yemoja, madre de todos, Nútrame mi madre






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domingo, 28 de junio de 2009

Concepto Yoruba de la enfermedad

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Concepto Yorùbá de la enfermedad

Pende_Sickness
A veces la enfermedad se llama incumplimiento, fue el Ifá lanzado cuándo fueron por adivinación,los hijos del Dios de la Viruela Òyèkú Òwónín.
La salud es el natural estado del hombre y la enfermedad es la ausencia total de la salud.
Así piensan muchos biólogos que se decían a la investigación de las ciencias médicas, es una de las tantas opiniones que hacen referencia a la enfermedad. En el tema de este capítulo trataremos ampliamente el concepto de la enfermedad dentro del culto Yorùbá .
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Dentro de la creencia popular vinculada a los cultos afrocubanos, la enfermedad se denomina de varias formas; se conoce como: àìsàn, àrùn, àròn à-rùn/ à-ròn/à-ró y otras veces como Ofún Àìkú.
La más correcta dentro del lenguaje Yorùbá es àrùn, la cual se deriva de las siguientes palabras: à = quien; rùn = extermina, o sea: quién extermina; de ello se deduce el carácter perjudicial y maligno que nuestros antepasados atribuían a la enfermedad.
Dentro del culto Yorùbá no existe clasificación alguna para las tantas enfermedades conocidas, simplemente atribuían cualquier dolencia presentada a la violación de ciertas normas establecidas e impuestas por la escuela familiar. Algunas veces se pensaba que el origen de las dolencias era producto de la hechicería elaborada por un brujo o un mal intencionado, otras veces se atribuía a la cólera de los dioses que se violentaban por no recibir la correcta veneración. Por regla general, la causa de la dolencia se buscaba fuera del mundo empírico, no obstante, algunos mitos y leyendas Yorùbá encierran un profundo concepto filosófico de la enfermedad, implícitos en el lenguaje metafórico, que no difiere mucho de la opinión de los científicos en la actualidad.
En muchos otros casos los Yorùbá , personifican la enfermedad como una deidad femenina y esposa de la Muerte. Muchas leyendas relatan como ella es capaz de vivir en el interior de elementos naturales.
Los Yorùbá consideran que todos los objetos naturales están animados por espíritus, los cuales le proporcionan vida y lo interrelacionan con los seres humanos, conjuntamente con éstos espíritus puede residir "la espiritualidad de la enfermedad", llegándose a adaptar a las características del objeto, éstos pasarán a un elemento, objeto afín. Los trastornos en la ecología por la desaparición de elementos, especies, etc, conlleva a manifestaciones casi epidémicas en grandes extensiones pobladas. Ese duende-enfermedad se considera como tal "externándose" en un objeto natural afín por correspondencia simpa tética.
Todo lo que existe en el universo Yorùbá , como se explican en la cosmología Yorùbá, posee energía en equilibrio. Una descompensación de ésta genera desequilibrio y el sistema se altera, de ahí que el hombre, en este caso, sea vulnerable al embate de cualquier tipo de dolencia.
Estas energías pueden emanar de los ríos, lagos, mares, montañas, etc. Existe una hipótesis de que algunas formas geométricas sirven como antenas receptoras de energías específicas, el elemento formado por una adecuada geometría, se relaciona con un área concreta del cuerpo humano. Trabajando por simpatía, uno actúa sobre el otro. Cada ser humano se encuentra vibrando por simpatía con cada una de éstas energías, si ocurre una ruptura con algunas de ellas, el cuerpo se descompensa y aparece la dolencia.
Pende_Sickness-black-side La hipótesis de la existencia de períodos "críticos" y "favorables" en la vida humana es un hecho en los cultos Yorùbá, por tanto, cada persona debería reflexionar sobre su modo de vida, o hacerse un calendario personal para saber, en cualquier instante, cuál es el día que le conviene protegerse de fuertes emociones. Ello, además, ayudará a elaborar una costumbre muy provechosa para la salud.
Algunas investigaciones científicas realizadas en el campo de la cronobiología actual han demostrado que en la primera mitad del día el hígado segrega gran cantidad de bilis, acumula grasas y cede agua. Por la noche todos estos procesos se desarrollan en sentido inverso. Se pudiera pensar, según los conceptos Yorùbás, que el hígado en los seres humanos estuvo influido por la energía que parte de las costas y océanos. Compárese el ritmo biológicos del hígado y la influencia de los vientos alisios y contra alisios que influyen sobre las costas y la tierra.
Las investigaciones también demostraron que la sangre contiene mayor cantidad de glucosa a las nueve de la mañana y menor a las seis de la tarde. Los riñones acusan mayor actividad al comienzo de la noche y por la mañana temprano, son menos activos.
Actualmente, el hombre se ha descubierto más de cien sistemas fisiológicos que funcionan ateniéndose a las leyes de periodicidad. La capacidad de trabajo del miocardio durante las veinticuatro horas es distinta: dos veces diariamente - cerca de la una de la tarde y cerca de las nueve de la noche - disminuye hasta el mínimo. Por ejemplo, en la primavera los procesos metabólicos en el organismo son más activos que en los meses de otoño e invierno. En las distintas estaciones del año cambia la composición de la sangre: en invierno y primavera la sangre contiene mayor cantidad de hemoglobina, mientras que en verano su contenido disminuye hasta el valor mínimo.
En invierno también es más alta la presión sanguínea. Muchísimas cosas dependen de los fenómenos atmosféricos, ya que el estado del organismo cambia en correspondencia con las estaciones del año.
Todo lo antes dicho justifica, de cierto modo, el concepto Yorùbá de la formación de los seres humanos a partir de la influencia de las energías que emanan de la naturaleza. Por ello, no se clasifica con nombres ningún tipo de enfermedad, sino que su creencia se basa en el desequilibrio producido entre los seres humanos y el Universo que lo rodea.
A continuación relataré una de las tantas leyendas que hacen referencia al concepto Yorùbá de la enfermedad y posteriormente analizaremos el mensaje filosófico que está presente en su metáfora y lenguaje cifrado:
Al comienzo del mundo, cuando todos los seres humanos gozaban de perfecta salud, cuando nadie moría y no se experimentaba el dolor por la pérdida de los allegados, sucedió que en un pueblo llamado Iré llegaron dos personajes siniestros y tomaron por la fuerza el gobierno de aquel lugar. Estos personajes eran Ògún (Dios de los metales) e Ikú (La Muerte).
Pende_Sickness-white-profile Con el carácter temerario de Ògún y la apariencia espantosa de Ikú lograron someter al pueblo a la sumisión total. Ògún gustaba de la bebida en exceso, obligaba a todos los pobladores a que le proporcionaran vino de palma en grandes cantidades. Esta actitud de Ògún, muchas veces molestaba a su compañero Ikú, puesto que cuando Ògún tomaba en exceso se quedaba dormido y descuidaba un tanto el gobierno de aquel lugar, pero además, se ponía furioso si lo trataban de despertar.
Esta situación trajo en ciertos momentos disgustos entre ambos, ya que Ògún hacía caso omiso a los consejos de Ikú. Un día, el consejo de ancianos de aquel pueblo convocó un concilio para buscar una solución y poner fin a tantos abusos de que eran víctimas, después de tantos debates no pudieron llegar a conclusión alguna, una de las causas es que no poseían armas para enfrentar a los usurpadores.
A la sazón, aparecieron allí en medio del debate un grupo de muchachos inmiscuyéndose en la conversación de los mayores, expresando que ellos tenían la forma de vencer al gobierno de Ògún y de Ikú, sin necesidad de utilizar la fuerza. Los ancianos reunidos dudaron por un instante de la decisión tomada por aquellos intrusos mocosos, pero tanta fue la insistencia de ellos, que los mayores se vieron obligados a probar suerte, puesto que ellos no habían decidido nada al respecto.
Por tanto, decidieron correr el riesgo y dejaron a los muchachos la difícil tarea. Los muchachos pidieron bastante comida y bastante bebida y rápidamente convocaron una fiesta en el centro del pueblo, pero con la condición de que ninguna persona mayor de la comunidad participara del evento. Cuando Ògún se enteró del propósito de los muchachos, se dirigió a aquel lugar ya que los menores no significaban ningún peligro para él y por lo tanto no eran objeto de sospecha.
Los muchachos al ver a Ògún lo trataron con gran delicadeza y le invitaron a participara en la fiesta. Después de muchos cantos, bailes y comidas, los muchachos gentilmente daban mucha bebida a Ògún de todos los tipos, al punto que lo emborracharon totalmente. Al poco tiempo Ikú, notando la ausencia de Ògún, salió a buscarlo por todo el pueblo y allí, en aquel lugar, se lo encontró tirado en tierra totalmente ebrio, esto provocó un gran enojo para Ikú y temiendo que los pobladores, aprovechándose de la debilidad de Ògún pudieran vencerlo, comenzó a darle tirones para despertarlo, esto, por supuesto, provocó que Ògún se pusiera furioso y ciego de violencia sacó de su funda su machete y sin percatarse que la muerte era la que tenía a su lado, de un tajazo arrancó su brazo derecho. Ikú temeroso y presa de un terrible dolor, salió corriendo por todo el pueblo en busca de un refugio seguro. Se dice que nunca más fue vista por seres humanos.
En su loca carrera fue dejando a su paso una estela de sangre. Cuenta la leyenda que todos aquellos curiosos que salieron a contemplar el espectáculo y descuidadamente pisaron la sangre se enfermaron, los primeros curiosos y llenos de asombro fueron los propios muchachos. Se dice que después de éste hecho fue se conoció en el mundo la enfermedad.
De ésta leyenda nace el carácter prohibitorio para los devotos del culto de pisar sangre y además explica el por qué son los muchachos los primeros que enferman en caso de epidemias.
Analizando la leyenda, haciendo un amplio bosquejo de ésta entraremos a analizar el sentido filosófico de cada uno de los hechos ocurridos y que sirvan para dar más detalles del concepto Yorùbá de la enfermedad.
Ògún e Ikú representan dos divinidades muy importantes dentro de los rituales que se realizan dentro del culto. Se cree que Ògún fue la primera divinidad que vino a la tierra, abriendo paso para el posterior arribo de las demás divinidades. Ikú por su parte fue la última que arribó a la tierra. Cuentan algunas leyendas que después que el Creador encomendó a Obàtálá la creación de los seres humanos éste último cedió paso a Ògún y a su vez le encomendó dar forma a cada una de sus creaciones.
Ògún entonces, se convirtió en el modelador de Obàtálá. También se cuenta que el propio Olódùmarè encomendó a Ikú privar la vida a todas aquellas persona que Òrúnmìlà seleccionara a través de Ifá para así mantener el equilibrio en el mundo (ecosistema).
Esta leyenda nos inclina pensar que entre Ògún, Ikú y el proceso metabólico del organismo humano, existe una estrecha relación, y quizás, sea éste el mensaje criptográfico de la leyenda.
El metabolismo es una propiedad vital y fundamental del organismo. Con el cese del metabolismo llega la muerte. El metabolismo incluye dos procesos relacionados recíprocamente: la asimilación de las sustancias que entran en el organismo y la desasimilación de éstas. En el proceso de asimilación se forman sustancias orgánicas complejas que entran en la composición de las células y las estructuras intercelulares del organismo. En el proceso de desasimilación tiene lugar la desintegración de las sustancias orgánicas complejas y su transformación en las más simples. Con eso se desprende la energía necesaria para la actividad vital del organismo.
Los productos finales del metabolismo que no pueden ser sometidos en el organismo a transformaciones posteriores, se eliminan a través de los órganos de excreción. Los dos procesos relacionados recíprocamente se denominan anabolismo y catabolismo. Podemos decir que Ògún representa el anabolismo por su condición de modelador en la creación, mientras que Ikú representaría el catabolismo ya que elimina la materia viva y la transforma en otro estado.
Como ya se sabe, quién cumple con las leyes naturales no puede enfermarse, cuando se contravienen algunas de sus leyes, resulta una condición anormal y se manifiestan ciertos síntomas que por su generalidad le llaman enfermedad. Es conocido por la ciencia médica, que un desequilibrio entre los dos procesos metabólicos del organismo traería por consecuencia el arribo de enfermedades. En todas las personas ese equilibrio no es el mismo, depende de la vibración (original que influyó en su formación biológica), depende también de la influencia de Inalo e Isoki y en que proporción se encuentran en el organismo de la persona. También la ciencia expresa que en diferentes personas no es igual la intensidad del metabolismo y depende de la edad del hombre, carácter de su trabajo, condiciones de vida y otros factores.
pende-sickness_maskEn la leyenda también se hace mención a la gran ingestión de alimentos y bebidas, las cuales fueron causas del desequilibrio entre Ògún e Ikú. En las enfermedades tienen lugar distintas alteraciones metabólicas, a veces, éstas constituyen los signos principales de la enfermedad, como por ejemplo "la gota", en la cual está aumentado el contenido de ácido úrico en la sangre y tiene lugar la sedimentación de sales de éste ácido en las articulaciones, tendones y cartílagos.
Una de las partes más importantes de la leyenda es donde se hace referencia a la metáfora de la sangre y dice así: "todos aquellos curiosos que salieron a contemplar el espectáculo y descuidadamente pisaron la sangre se enfermaron". Durante mucho tiempo la sangre se consideró dotada de poderes divinos y además como reconstituyente orgánico. Era habitual, en reyes y guerreros de la antigüedad, beber sangre de anímales que poseyeran una gran fuerza corporal, fueran temerarios y de gran fiereza, para de ésta forma incorporarse semejantes virtudes. Se creía que la sangre era la portadora de la vida material y espiritual de todos los seres vivientes. Era un tabú (prohibición), tomar sangre de animales enfermos, así como sacrificarlos a los dioses. Se consideraba también que la enfermedad residía en la sangre y era transmitida por ésta. Hasta nuestros días dentro del culto se mantiene dicha creencia. Algunos científicos consideran que los cambios en la composición de la sangre evidencian el comienzo de una enfermedad. El filósofo francés Claude Bernard denominó a la sangre "espejo del organismo".
Los yorùbás no hablan de la enfermedad como si fuera una entidad con carácter, disposición y cualidades afectivas, tal como si fuera un anima dañino, sino como una espiritualidad, la cual no tiene existencia propia a pesar de que algunas leyendas hacen referencias a la enfermedad (Àrùn) como la esposa de Ikú (la Muerte). El sentido metafórico la considera como una condición anormal que brota de la propia muerte después de violarse algunas de las leyes establecidas por la naturaleza, pero además esta condición pasa a toda aquella persona que tenga contacto directo con ella. Lo que indicaría que todo el que violase esas leyes, sería víctima de las dolencias que provoca el arribo de la enfermedad. Además, esta condición anormal totalmente espiritual se cree que resida dentro del cuerpo y solamente la descompensación de éste conllevaría a la materialización de ciertas anomalías inherentes a dicha condición.
Los yorùbás también creen que los animales y plantas albergan en su seno la espiritualidad de determinadas dolencias que se manifestarán en sus semejantes e incluso en los seres humanos en caso de ser sacrificados sin tomar las medidas litúrgicas pertinentes. Entre un ser humano, un animal y una planta específica existen ciertos enlaces bioenergéticos por simpatía y los primeros son los que estarían propensos a adquirir las dolencias que se ocultan en éstos seres inferiores. Todos los seres humanos han heredado, además de sus lejanos antepasados, de los animales y las plantas que vivían en los ríos, mares, bosques, etc, el ritmo de los procesos fisiológicos, lo que hace que la calamidad de los unos repercuta en los otros.
Muchas personas y hombres de ciencia opinan que la enfermedad conocida como "peste" no solamente es transmitida por las ratas, sino que reside con ella dicha enfermedad. Si se extinguieran todas las ratas de la faz de la tierra sobrevendría dicha enfermedad a los seres humanos pero, mayor aún, a toda aquella persona que tuviera una afinidad energética con ese roedor. De esto se deduce la importancia de conocer que odù rige a cada persona y de ésta forma se conocen las enfermedades que una persona en particular tendrá, por tendencia, al animal de su sigo u odù Ifá, a padecer.
La destrucción de la ecología acarrearía la exteriorización de ciertas enfermedades desconocidas para el hombre, así como se deduce del texto legendario.
Hipócrates, médico de la antigüedad, habló del vínculo inexplicable y enigmático entre muchas enfermedades y los cataclismo de la naturaleza. En su Historia Romana, el famoso historiador alemán B. Niebuhr escribía: "las más horripilantes convulsiones de la naturaleza se acompañaban con frecuencia y coincidían en tiempo con distintas epidemias y otras catástrofes".
Por todos éstos motivos, los yorùbás consideran la enfermedad como una descompensación entre los seres humanos y las leyes naturales que le dieron oriente. El intento de la naturaleza es expulsar la anormal condición y restablecer la salud.
Por tanto, a veces la enfermedad se llama incumplimiento.






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