domingo, 2 de agosto de 2009

El Misterioso Polvo de los Zombi o Polvo Zombie (Voodoo).

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El Misterioso Polvo de los Zombi o Polvo Zombie

Zombi10Aunque el vudú (Voodoo) de Haití da una importancia mucho mayor a los espíritus o de los muertos, su panteón, al igual que el santero, tiene a Olorun(Olórun) como Dios supremo y omnipresente y a Obatalá (Obàtálá) como deidad creadora de la vida y del cielo.
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Por lo demás, sus sacerdotes o houngans invocan asimismo algunos espíritus que, al igual que los orishas (Òrìsà) santeros, son mensajeros entre los hombres y el inalcanzable cielo.
Algunos de estos espíritus o fuerzas cósmicas difieren esencialmente de los orishas (Òrìsà).
—por ejemplo, Aida Wedo, el espíritu del arco iris, Dambala, el loa de la serpiente, y Baron Samedi, el guardián de las tumbas—
otros tienen el mismo nombre y los mismos atributos que ellos: Ògún, el espíritu de la guerra, Òsun, el de las de los corrientes fluviales, Shangó (Sàngó), el de las tormentas y Yemanjá (Yemaya, Iyemonja,Yemoja ), la deidad de las aguas.
imagePara invocarlos, el houngan (bocor) —o su homóloga femenina, la mambo— y sus fieles utilizan un complejo ceremonial que incluye, entre otras pautas, cantos invocadores de los espíritus, ofrendas de libaciones, danzas extáticas y el sonido de 3 tambores de distintos tamaños, tonos y ritmos, similares a los 3 instrumentos empleados en las ceremonias santeras.
La ceremonia vudú (voodoo) llega a su punto álgido cuando las hounsis o iniciadas del templo entran en un frenético trance al ser poseídas por los espíritus.
En este estado, las frágiles hounsis son, según se dice, capaces de levantar grandes pesos, de romper vasos con los dientes y de soportar el fuego y los puñales.
Y, lo que es menos increíble, no dudan en sacrificar palomas o gallinas degollándolas y descuartizándolas con las uñas y los dientes.
Pero más que estos trances e invocaciones, lo que realmente llama la atención entre los creyentes del vudú (voodoo) es su extremo temor a ser convertidos en zombis, enimage auténticos muertos vivientes que después de su desentierro ritual son utilizados como esclavos.
Para que alguien sea convertido en zombi es necesario, según parece, que el bokor o «brujo malo»2 utilice un veneno en polvo capaz de contaminar a su víctima por vía cutánea.
En 1982, el Instituto de Investigación Química de Rockland contrató a Wade Davis, un etnobotánico estadounidense, para obtener muestras del misterioso polvo con vistas a investigar su posible aplicación como agente anestésico.
En colaboración con un científico haitiano, Davis localizó a Clairvius Narcisse, un varón al que le habían extendido el certificado de defunción en 1962 y que, en 1980, había reaparecido en su aldea natal convertido en zombi.
Después de efectuar varios intentos infructuosos y de descartar algunas hipótesis iniciales3, Davis pudo conseguir varias muestras de el temible y misterioso polvo de los zombis.
El análisis de estas muestras reveló que sus ingredientes principales eran huesos y otros restos de cadáveres humanos, sapos y peces globo triturados, además de algunas plantas irritantes como el comocladiaglabra1
bresillet (Comocladia glabra)
urerba.flor1la maman guèpes (Urera baccifera )
mucuna_pruriens Mucuna pruriens, el guisante pica pica.
Cuando se administró el polvo así obtenido a monos de laboratorio, los animales entraron en coma y no respondieron a ningún estímulo; pese a ello, su electroencefalograma continuó mostrando actividad y su corazón no dejó en ningún momento de funcionar con normalidad.
Los síntomas, en ambos casos, concordaban con los de la intoxicación por tetrodotoxina, uno de los venenos naturales más potentes que se conocen.
Esta sustancia cuyo origen biológico no está muy claro —aunque es posible que proceda de bacterias simbiontes de los géneros Aeromonas, Pseudomonas y Vibrio— se encuentra en animales tan distintos como el pulpo australiano de manchas azules, un cangrejo, dos caracoles marinos y una estrella de mar del Indopacífico,
atelopus
la rana suramericana Atelopus varius,
el tritón Taricha torosa, los peces luna, los peces erizos
pez-globo-bebe y los peces globo.
Considerados en Japón como una verdadera exquisitez gastronómica, los peces globo producen en este país unos 50 casos anuales de envenenamiento por tetrodotoxina, 5 o 6 de ellos con resultados fatales.
Comoquiera que aún no se conoce antídoto para el terrible veneno, varios investigadores nipones se han dedicado a estudiar este importante problema sanitario con vistas a encontrar una posible solución.
Uno de ellos, el profesor Kao, analizó una muestra del polvo de los zombis obtenida por Wade Davis y su dictamen fue tajante: la cantidad de toxina que contenía la muestra no era suficiente para inducir un estado de letargo o de muerte aparente como el que se observaba en los animales de laboratorio. image Aunque la historia de Wade Davis se llevó a la pantalla cinematográfica con el nombre «La serpiente y el arco iris», los resultados de la investigación de la misteriosa poudre nunca fueron publicados.
Así pues, nunca sabremos si Narcisse había recibido una dosis más alta por parte de sus justicieros o si sólo se había convertido en zombi por el terror que se adueñó de él al saber que había cometido alguna falta grave o transgredido algún tabú, es decir, por una simple aunque terrible autosugestión. ■
Notas 1. Estrechamente asociado con Haití, donde es poco menos que la religión oficial, el vudú o sus derivados también se practican en la República Dominicana, Puerto Rico, Cuba y Brasil, así como en Ghana, Togo y Benín, países africanos de los que este culto es originario.
2. Del mismo modo que en Cuba muchos santeros ejercen al mismo tiempo de paleros, la distinción entre houngan y bokor es más conceptual, ya que incluso el sacerdote vudú más serio y mejor intencionado puede en ocasiones hacer de brujo o hechicero.
3. Como, por ejemplo, la de que el ingrediente activo del veneno era la datura o estramonio (Datura stramonium), denominada en Haití como el pepino de los zombis y utilizada en ordalías, envenenamientos e intoxicaciones rituales por varias etnias de África tropical, y su antídoto la también venenosa haba de Calabar.
4. Algunas plantas, como el abrojo terrestre, la adormidera, el ajo, la albahaca, el anamú, la cebolla, el guayacán, el hinojo, la madreselva, la mejorana, la peonía y la pimienta son compartidas por todos los orishas (Òrìsàs).
La albahaca, en concreto, se emplea en baños lustrales, en tanto que la madreselva y la peonía (Abrus precatorius) se utilizan en la ceremonia del omiero.
a continuación Ciertos Videos que nos pueden explicar mas sobre este misterioso polvo.


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sábado, 1 de agosto de 2009

La Santería y el Candomblé: Dos Universos Semejantes, Que Es El Ache (Ase)

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La santería y el Candomblé: dos universos semejantes


Cada religión está compuesta por un complejo sistema ideológico y orgánico que actúa y se expande en las diferentes esferas del medio social en que se revela.
De ahí lo osado que resulta captar en un artículo la heterogeneidad de formas y contenidos religiosos presentes en Cuba y en Brasil.
Es por eso que tomamos como muestra sólo una de sus respectivas manifestaciones religiosas.
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Vale recordar que, desde el inicio, la formación de los pueblos cubano y brasileño fue condicionada por los diferentes y variados componentes culturales que europeos y africanos trajeron consigo.
De África sobresalió, por la magnitud y alcance de sus valores espirituales y materiales, el componente cultural yoruba, del cual procede el culto a los orishas (Òrìsà), que, de inmediato, se encontró conviviendo con el catolicismo.
Ambos pensamientos religiosos pasaron por un proceso de transculturación, de encuentro y extrañamiento, primero, y de choque, fusiones, aislamiento y renovaciones, después.
Surgieron, entonces y hasta nuestros días, acompañando los procesos de formación y consolidación de sus respectivos pueblos, la santería cubana y el candomblé brasileño.
La visibilidad de estas religiones no es solamente nítida en el pensamiento religioso de Cuba y Brasil sino, también, en sus manifestaciones artísticas, costumbres y en la vida cotidiana de sus sociedades.
Registradas como dos de las religiones afroamericanas más expresivas, las encontramos en la actualidad diseminadas por casi todo el conteniente americano: Puerto Rico, Venezuela, Argentina y Uruguay, entre otros, y, particularmente, la santería, en Estados Unidos.
En Cuba, del componente cultural yoruba, la etnia lucumí fue la de mayor alcance numérico. La menor extensión del territorio insular respecto a Brasil determinó una concentración de sus integrantes y el predominio de su pensamiento religioso, la santería, también conocida como Regla de Ocha (Òsa).
La dimensión continental de Brasil, con una presencia mucho mayor de africanos de diferentes etnias, hace del candomblé una religión de formato complejo en la que intervienen, entre otras, además de la variante lucumí del componente cultural Yorùbá, conocida en Brasil como nagó, las etnias keto, iyesá, yeye, y las variantes congo y angola, de origen bantú.
Ahora bien, el traslado del culto a los orishas (Òrìsà) sufrió en Cuba y Brasil dos transformaciones estructurales que explican su comportamiento y especificidad. Según Pierre Verger, fueron las siguientes:
1) Mientras que en África, el culto a los orishas (Òrìsà) no posee un panteón totalmente homogéneo, jerarquizado y único, debido a la existencia conjunta de cultos locales, cultos nacionales, y por la variedad de niveles ocupados por los orishas (Òrìsà) según la organización social en la cual están insertados, en la santería y en el candomblé los cultos a los orishas (Òrìsà) se homogeneizaron al concentrarse en sus respectivos panteones, organizados y estratificados.
2) En África, el concepto del orishas (Òrìsà) como ancestro divinizado instituye su culto a partir de una relación orisha-familia (Òrìsà – Familia), donde un cuerpo de sacerdotes especializados son los responsables del mismo.
En Cuba y Brasil, en cambio, el culto a los orishas (Òrìsà) pierde la estricta noción consanguínea, familiar, y se establece a partir de una relación orisha-individuo (Òrìsà - Individuo), cuyo carácter personalizado da al practicante la máxima responsabilidad con el culto.
Tanto en la santería como en el candomblé encontramos panteones estructurados por un conjunto semejante de orishas (Òrìsà), con individualidades cuyos imaginarios se entrelazan y relacionan en un universo mitológico común.
La praxis en estas religiones adquiere un carácter individualizado, mediante colectivos religiosos independientes que asumen como válidos y concluyentes los fundamentos de sus creencias.
Esto conlleva un elevado nivel de manipulación de esas creencias por parte de los practicantes, facilitado aún más por la ausencia de un programa ideológico-religioso teóricamente sistematizado. De ahí que la diversidad de comportamientos religiosos actuantes hoy en la santería y en el candomblé pueda ser agrupada en tres tendencias fundamentales:
-Comportamiento religioso sustentado en el sincretismo, paralelismo y/o yuxtaposición de los componentes religiosos yorubas y católicos, donde pueden estar presentes elementos del espiritismo.
-Comportamiento religioso que suma, a los componentes anteriores, elementos de otras creencias y ritos: budismo e hinduismo, prácticas adivinatorias de cartomancia, previsiones astrológicas, energizaciones de piedras y cristales, y otros ejercicios, elementos y pensamientos de carga mágica y mística.
-Comportamiento religioso dirigido a la búsqueda de un pensamiento y práctica puramente africanos, o sea, yorubas.
A pesar de esta pluralidad de actuación en la santería y el candomblé, la esencia de sus respectivas conciencias y praxis están sustentadas y definidas por un principio de fundamento religioso común denominado aché (àse), concebido como una fuerza o poder sagrado capaz de energizar y dinamizar todo lo existente.
La complejidad conceptual del aché (àse)y su importancia en todo tipo de pensamiento, acción y resultado religioso de la santería y el candomblé pueden constatarse en las siguientes definiciones y sentencias obtenidas de investigadores y practicantes:
“Bendición, gracia, virtud, palabra, alma” (Lydia Cabrera) [1].
aché (àse), es decir, el poder en estado de energía pura” (Natalia Bolívar) [2].
“Sin aché (àse) mis santos no caminan. Necesitan de poder, de una fuerza para que actúen” (Iniciada cubana, 1986).
“Energía sagrada: fuerza vital del orishas (Òrìsà): fuerza que emana de la naturaleza; fuerza que está en los elementos de la naturaleza: plantas, semillas, etc. y en aquellos que son sacrificados, como los animales. También significa el origen o raíz familiar; ascendencia mítica, conocimiento de iniciación, legitimidad, carisma, poder sacerdotal” (Reginaldo Prandi) [3].
“Es la fuerza que está en los orishas” (Iniciado brasileño, 1993).
Independientemente de los diferentes horizontes conceptuales visiblemente manifiestos en estas citas y testimonios, y de los variables niveles de conocimientos, compromisos e intereses que denotan, el aché (àse) se revela como factor regulador, distintivo y existencial de los contenidos doctrinarios, prácticas y materializaciones de la santería y el candomblé.
Con relación a la entidad orishas (Òrìsà), el aché (àse) , que es su alma y poder, será también el factor diferenciador en cada una de estas deidades, definiendo su personalidad, atributos, representaciones y símbolos en los respectivos panteones de la santería y el candomblé. Panteones que, al estar vertebrados por los mismos orishas (Òrìsà), son más semejantes que diferentes.
En lo que se refiere a los soportes materiales que intervienen en estas religiones —asentamientos, vestuario, instrumentos musicales, objetos-atributos, en fin, todo lo tangible que se encuentra a disposición del culto a los orishas (Òrìsà)—, obviamente, según el principio del aché (àse), su representatividad, actuación y simbología adquieren significado solamente una vez que éste les fuera transmitido. Sin aché (àse), estaremos frente a objetos desprovistos de sentido religioso y, por consiguiente, inexpresivos, vacíos, nulos.
Entre el enorme número de soportes materiales presentes en estas religiones, con una notable equivalencia de formas y contenidos, destacamos, a modo de ejemplo, el asentamiento, la escultura y el collar.
El asentamiento, un objeto ritual insustituible, es la materialización primaria del orishas (Òrìsà), que contiene y concentra su aché (àse).
Está compuesto por un conjunto de sustancias y elementos, generalmente depositados en un recipiente, que forman la materia donde se condensa y potencia el aché (àse).
Tanto esta materia como sus formas, colores y la composición del recipiente, están determinados por el imaginario religioso del orisha (Òrìsà) correspondiente.
La fisionomía y personalidad míticas del orisha (Òrìsà) se representan mediante esculturas antropomórficas, más o menos realistas o estilizadas. Primitivas, ingenuas y desproporcionadas, o elaboradas con rigor artístico, las esculturas se realizan utilizando diversas técnicas y materiales, como la talla en madera, el modelaje en barro o cemento, el hierro forjado y soldado, la policromía, etc.
Independientemente de su diversidad formal, todas coinciden en su alto valor expresivo-simbólico, que las convierte en uno de los soportes materiales más eficaces como medios de comunicación entre los practicantes y los orisha (Òrìsà) en la santería y el candomblé.
El collar es uno de los atributos que merece especial atención, tanto por su valor ritual, su carga simbólica y su riqueza plástica, como por su vinculación física, directa, con el practicante y su vida cotidiana.
Para los creyentes, el collar deja de ser un simple objeto de adorno para convertirse en algo más: en sus cuentas, ensartadas según un estricto orden, se concentran las fuerzas de los orisha (Òrìsà).
Quien los use estará resguardado contra cualquier accidente, enfermedad, malas influencias y otras adversidades. Los collares, además, viven, son entidades dentro del culto. (...) Una vez que el collar está consagrado, que vive (...) puede lo mismo aquietar un espíritu díscolo, que curar a un enfermo o proteger a su dueño de cualquier corriente o trabajo” [4].
En sentido general, son las múltiples personalidades del orisha (Òrìsà) y sus correspondientes números cabalísticos los que establecen las características formales del collar, determinando el color de sus cuentas, sus combinaciones y cantidad. En cantidad exacta, las cuentas se disponen en intervalos regulares, en una armonía secuencial, rítmica, que no sólo les confiere valor litúrgico, sino estético.
Estos tres soportes materiales de los que he hablado antes y el resto de los que se emplean en la santería y el candomblé serían inviables sin el carácter sagrado que adquieren cuando se les transmite y fija el aché (àse).
La categoría de lo sagrado rompe la inercia de los soportes materiales determinando sus funciones representativa y simbólica, así como sus propiedades que, por consiguiente, pasan a cumplir el papel de mediadores entre los practicantes y sus creencias. Así, lo sagrado actúa también como eje articulador y expresivo en las formas que adquieren los mismos, una vez que siendo apropiados como medios de comunicación, expresan y revelan desde las necesidades, propósitos y deseos de los practicantes, hasta la concepción que tienen del mundo, del hombre y de sus relaciones con estas religiones. Y si entendemos el fenómeno estético como resultado de la relación sujeto-objeto en un contexto donde ambos son copartícipes activos, observaremos que las formas de los soportes materiales revelan los respectivos universos estéticos de la santería y el candomblé. Universos que no es posible apreciar en los objetos aislados, sino cuando estos se insertan en los espacios ideo-físicos de sus respectivas religiones: la casa de santo, en la santería, y el terreiro, en el candomblé.
Al visitar uno de estos recintos durante alguna actividad conmemorativa, fiesta o ceremonia destacada, nuestra visión se sorprende al apreciar —distribuidos, instalados y funcionando— la gran diversidad de objetos que conforman los soportes materiales en estas religiones.
Entramos en un espacio visual diverso, abigarrado, de ritmo progresivo, que deroga las categorías de la estética tradicional. Diversidad en las semejanzas y contrastes de las formas, colores y texturas, en las múltiples simetrías de los objetos y escenarios, en la búsqueda de un foco de atracción siempre cambiante, según las necesidades de cada momento ceremonial.
A este proceso perceptivo se suman el lenguaje ritual, la música, los cantos y los bailes, creando una atmósfera que altera la percepción habitual del tiempo.
En estos espacios rituales, el tiempo tiene su propia lógica. Nada está pre-calculado; todo depende de las exigencias de cada tipo de actividad y de cómo tendrá lugar, de acuerdo a los intereses, necesidades y caprichos de los orishas. Al incursionar en una casa de santo o terreiro, el tiempo se ajusta a las dimensiones de lo sagrado –la duración de una posesión, por ejemplo—y es otro elemento de la liturgia de la santería y del candomblé. Los alimentos y bebidas típicos, que son consumidos y disfrutados en colectivo, siendo por ello elementos socializadores, son, asimismo, parte del complejo entramado estético y litúrgico.
Además de totalizador, como sistema que incluye no solamente lo artístico en las formas de sus soportes materiales, sino que apela, también, a todos los sentidos (olfato, vista, oído, tacto, gusto), el fenómeno estético-litúrgico es para el practicante con fe en lo trascendental, el aché (àse), una acción estética ininterrumpida en la santería y el candomblé.
Mientras, quien no es practicante de una de estas religiones intenta comprender este fenómeno estético en el contexto cultural de la realidad latinoamericana. Es el caso del concepto de lo real maravilloso postulado por Alejo Carpentier en el prólogo de su novela El reino de este mundo (1949). Cruzamiento de culturas y tiempos históricos diferentes, desconocimiento mutuo entre sus actores, exaltación de lo mítico, una singular interrelación entre la realidad y el sujeto latinoamericanos, hacen que: (...) lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el milagro), de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una manipulación de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de 'estado límite` (Carpentier, Alejo; 1968).
Obsérvese que lo maravilloso no es una idea, invención o fantasía, sino un estado de la realidad (“una alteración, una revelación, una iluminación”) asumido y sentido por aquellos portadores de una racionalidad que, privilegiada por la fe, pueden alcanzar el “estado límite”. Pues, como apunta Carpentier, “la sensación de lo maravilloso presupone una fe”. Y la búsqueda de lo maravilloso nos aproxima a figuras y eventos prodigiosos, a hechos históricos motivados por leyendas, a objetos sin antecedentes culturales, supersticiones y santos milagrosos, a sorprendentes ritos mágicos, a creencias cosmogónicas repletas de divinidades, pero más cerca de los hombres que del Cielo.
Con una aguda visión e interpretación del paisaje histórico y cultural del continente, Carpentier revela un particular modo de comunicación del pensamiento americano con la realidad. Siendo pragmático, ese pensamiento es, al mismo tiempo, mítico y místico. Afirma que en la racionalidad latinoamericana todo lo que posee una apariencia inverosímil, absurda o fantástica, si preserva la esencia de lo humano, impregnada por la fe, se integra a la realidad sin sorpresas ni dudas.
Nadie mejor para ilustrarlo que Jorge Amado, escritor iluminado por lo real maravilloso de Salvador de Bahía:
Tierra donde todo se mezcla y se confunde, nadie es capaz de separar la virtud del pecado, de distinguir entre lo cierto y lo absurdo, de trazar los límites entre la exaltación y el embuste, entre la realidad y el sueño. En las tierras de Bahia, santos y encantados abusan de los milagros y de la hechicería, y los etnólogos marxistas no se espantan al ver una imagen de altar católico transformarse en mulata hechicera a la hora del crepúsculo [5].
Y es precisamente esta dimensión de lo real maravilloso la que desentraña y sustenta el misterioso comportamiento estético de la santería y el candomblé al revelar la categoría de lo sagrado también como un componente concreto y latente, vivo y real en los universos de estas religiones.
NOTAS [1] El monte; Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1989. [2] Los orishas en Cuba; Ediciones Unión, La Habana, 1990. [3] Os Candomblés de São Paulo: A velha magia na metrópole nova; Edusp, São Paulo, 1991. [4] Martínez Furé, Rogelio; “Los collares”; en Actas del folklore; Centro de Estudios del Folklore del TNC, año I, n.º 3, La Habana, 1961. [5] O sumiço da santa; Record, Río de Janeiro, 1988.

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OXALÁ (Obàtálá) Del libro "História de um Terreiro Nagô" - Deoscóredes Maximiliano dos Santos- Mestre DIDI - Max Limonad-Joruês Cia Editora

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OXALÁ (Obàtálá)

clip_image002(Del libro "História de um Terreiro Nagô" - Deoscóredes Maximiliano dos Santos- Mestre DIDI - Max Limonad-Joruês Cia Editora)

El Ciclo de Oxalá (Obàtálá), Padre de Todos los Orixás

Las Aguas de Oxalá(Obàtálá)

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Los jueves por la noche, antes de iniciar los preceptos de las aguas de Oxalá (Obàtálá), de las diecinueve a las veinticuatro horas, todos los hijos e hijas de la casa son obligados a hacer un bori (obligación que se hace con fruta llamada obi y agua) para poder cargar las aguas.
Después de ese bori, se van a descansar, hasta que son despertados por la Iyalorixá para iniciar el precepto de las aguas.
Los hijos del Axé (àse), vestidos de blanco, salen en silencio del terreiro, en procesión, cargando vasijas y teniendo al frente a la Ìyá l'òrìsà tocando su campanilla.
En los tiempos de Mãe Senhora, se dirigían hacia una fuente llamada Riacho, que queda al lado de la Laguna de la Abuela, en ese terreno de San Gonzalo del Retiro. Hoy, esa obligación es hecha dentro del propio terreiro.
Media hora después, con sus vasijas llenas de agua, se aproximan a una lugar apropiado, todo cercado de paja, con una choza indígena, llamada Balué, donde se colocó el asiento del viejo Oxalá (Obàtálá).
Allí, todos presentan aquellas aguas a la Ìyá l'òrìsà, que las derrama encima del asiento de Oxalá (Obàtálá). Se hacen tres viajes a la fuente donde está el agua y, en el tercero, el agua no es derramada, quedando todas las vasijas llenas depositadas en el Balué, siendo colocada una cortina blanca en la puerta y una estera en el suelo.
Cada persona que llega se arrodilla sobre aquella estera en señal de reverencia. Algunas personas, los que tienen orixá ('òrìsà) masculino, dan Dobalé, se acuestan a lo largo, tocando el suelo con la cabeza.
Las demás dan Iká oyun iká osi, dándose vuelta de un lado y del otro, tocando el suelo con la cabeza - son las que tienen orixá('òrìsà) femenino. Después de esa cortesía, la Ìyá l'òrìsà, juntamente con todos sus hijos y fieles, comienza a cantar un saludo para Oxalá (Obàtálá).

(Oriki):

Babá êpa ô
Babá êpa ô
Ará mi fo adiê
Êpa ô
Ará mi ko a xekê
Axekê koma do dun ô
Êpa Babá.
Después de cantado ese saludo, todas las personas pertenecientes a Oxalá (Obàtálá) entran en trance y van hasta el Balué que es, como ya se vio, donde está el asiento del orixá (Òrìsà).
Hacen allí determinadas reverencias y saludan a todos, agradeciendo el sacrificio de aquel día y rogando a Odùdúwà para que les de su bendición.

ARQUETIPO


(Del libro "Orixás - Pierre Fatumbi Verger - Editora Corrupio")

El arquetipo de personalidad de los devotos de Oxalá (Obàtálá) es aquel de las personas calmas y dignas de confianza; de las personas respetables y reservadas, dotadas de una fuerza de voluntad inquebrantable que nada puede influenciar.
En ninguna circunstancia modifican sus planes y sus proyectos, aún a despecho de opiniones contrarias, racionales, que las alertan sobre posibles consecuencias desagradables de sus actos. Tales personas, en tanto, saben aceptar sin reclamar, los resultados amargos de esas consecuencias.

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viernes, 31 de julio de 2009

Oranmiyan, Oranian (Candomble)

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Orànmíyàn

clip_image002 Óòni , rey de Ifé, en el día de la fiesta Olójó
(Del libro "Orixás - Pierre Fatumbi Verger - Editora Corrupio")
Oranian (Orànmíyàn) fue el hijo menor de Odùdúwà y se convirtió en el más poderoso de todos ellos; aquel cuya fama era la mayor en toda la nación Yoruba.
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Se hizo famoso como cazador desde su juventud y, enseguida, por las grandes, numerosas y provechosas conquistas que realizó.
"Fue el fundador del reino de Oyó”. Una de sus mujeres, Torosí (Torosi), hija de Elémpe, el rey de la nación Tapá (o Nupê), fue la madre de Xangô (Sàngó), que tiempo después subió al trono de Oyó...
Oranian (Orànmíyàn) fue concebido en condiciones muy particulares, que sin duda espantarían a los estudiosos de la genética moderna.
Una leyenda relata como Ògún, durante una de sus expediciones guerreras, conquistó la ciudad de Ogotún, la saqueó y trajo un botín importante.
Una prisionera de rara belleza llamada Lakanjê le agradó tanto que él no respetó su virtud. Más tarde, cuando Odùdúwà, padre de Ògún, la vió, quedó perturbado, la deseó y la convirtió en una de sus mujeres.
Ògún, amedrentado, no osó revelar a su padre lo que había p
asado entre él y la bella prisionera.clip_image004
Nueve meses más tarde nacía, Oranian (Orànmíyàn) .
Su cuerpo estaba verticalmente dividido en dos colores. Era negro de un lado, pues Ògún tenía la piel oscura, y pardo del otro, como Odùdúwà, que tenía la piel muy clara.
Esa característica de Oranian (Orànmíyàn) es representada todos los años en Ifé, en ocasión de la fiesta de Olojó, cuando el cuerpo de los servidores de Oòni es pintado de negro y blanco.
Ellos acompañan a Óòni desde su palacio hasta Òkè Mògún, la colina donde se alza un monolito consagrado a Ògún.
Esa gran piedra es rodeada de màrìwò òpè, franjas de palmeras deshilachadas y, ese día, los sacrificios de perro y gallo son colgados allí.
Óòni llega vestido suntuosamente teniendo en la cabeza la corona de Odùdúwà.
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Es una de las raras ocasiones, tal vez la única en el año, en que él la usa públicamente, fuera del palacio. Llegando delante de la piedra de Ògún, cruza por un instante su espada con Osògún, jefe del culto de Ògúnen Ifé, en señal de alianza, a pesar del disgusto experimentado por Odùdúwàcuando descubrió que no era el único padre de Oranian (Orànmíyàn) .
Opa Oranian, el gran monolito existente em Ifé.










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sábado, 25 de julio de 2009

Ogum, Ògún Del libro Orixas - Pierre Fatumbi Verger (CANDOMBLE)

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Ogum, Ògún Del libro Orixás - Pierre Fatumbi Verger

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(Del libro "Orixás - Pierre Fatumbi Verger - Editora Corrupio")
Ògún como personaje histórico, habría sido el hijo mayor de Odùdúwà, el fundador de Ifé.
Era un temible guerrero que luchaba sin cesar contra los reinos vecinos.
De esas expediciones, él traía siempre un rico botín y numerosos esclavos.
Guerreó contra la ciudad de Ará y la destruyó.
Saqueó y devastó muchos otros Estados y se apoderó de la ciudad de Irê, mató al rey, instaló a su propio hijo en el trono y regresó glorioso, usando el título de Oníìré, "Rey de Irê".
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Por razones que ignoramos, Ògún nunca tuvo el derecho a usar una corona (adé), hecha con pequeñas cuentas de vidrio y adornada por franjas de canutillos, disimulando el rostro, emblema de realeza para los yorubas.
Fue autorizado a usar apenas una simple diadema, llamada àkòró, y eso le valió ser saludado, hasta hoy, con los nombres de Ògún Oníìré y Ògún Aláàkòró inclusive en el Nuevo Mundo, tanto en Brasil como en Cuba, por los descendientes de los Yorùbá traídos para esos lugares.
Ògún habría sido el más enérgico de los hijos de Odùdúwà y fue el que se convirtió en regente del reino de Ifé cuando Odùdúwà quedó temporariamente ciego (información personal del Óòni (rey) de Ifé en 1949).
Ògún decidió, después de numerosos años ausente de Irê, volver para visitar su hijo (información personal del Oníìré en 1952).
Infelizmente, las personas de la ciudad celebraban, en el día de su llegada, una ceremonia en que los participantes no podían hablar bajo ningún pretexto.
Ògún tenía hambre y sed; vio varias vasijas de vino de palma, pero ignoraba que estuviesen vacíos.
Nadie lo había saludado o respondido a sus preguntas. Él no era reconocido en el lugar por haber estado ausente durante mucho tiempo.
Ògún , cuya paciencia es pequeña, se enfureció con el silencio general, por él considerado ofensivo. Comenzó a romper con golpes de sable las vasijas e, inmediatamente, sin poder contenerse, pasó a cortar las cabezas de las personas más próximas, hasta que su hijo apareció, ofreciéndole sus comidas predilectas, como perros y cangrejos, porotos regados con aceite de palmera y vasijas de vino de palma.
Mientras saciaba su hambre y su sed, los habitantes de Irê cantaban loores donde no faltaba la mención a Ògúnjajá, que proviene de la frase ògún je ajá (Ògún come perro), lo que le valió el nombre de ògúnjá.
Satisfecho y calmado, Ògún lamentó sus actos de violencia y declaró que ya había vivido mucho.
Bajó la punta de su sable en dirección al suelo y desapareció por la tierra adentro con un estruendo asustador.
Antes de desaparecer, entretanto, el pronunció algunas palabras. A esas palabras, dichas durante una batalla, Ògún aparece inmediatamente en auxilio de aquel que lo convocó.
Pero ellas no pueden ser usadas en otras circunstancias, pues, si no hay enemigos delante de si, es sobre el imprudente que Ògún se lanzará.
Como Òrìsà, Ògún es el dios del hierro, de los herreros y de todos aquellos que utilizan ese metal: agricultores, cazadores, carniceros, barberos, marceneiros, carpinteros, escultores.
Desde el inicio del siglo, los mecánicos, los conductores de automóviles o de trenes, los reparadores de bicicletas y de máquinas de costura se vinieron a unir al grupo de sus fieles. Ògún es único, aunque, en Irê, se dice que él es compuesto de siete partes. Ògún méjeje lóòde Iré, frase que hace alusión a las siete aldeas, hoy desaparecidas, que existían cerca de Irê.
El número 7 es, pues, asociado a Ògún y es representado, en los lugares que le son consagrados, por instrumentos de hierro, en número de siete, catorce o veintiuno, colgados en una asta horizontal, también de hierro: lanza, espada, carpín, alicates, cuchillo, punta de flecha, símbolos de sus actividades.
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ARQUETIPO
(Del libro "Orixás - Pierre Fatumbi Verger - Editora Corrupio") El arquetipo de Ògún es el de las personas violentas, peleadoras e impulsivas, incapaces de perdonar las ofensas de que fueran víctimas.
De las personas que persiguen enérgicamente sus objetivos y no se desaniman fácilmente.
De aquellas que en los momentos difíciles triunfan donde cualquier otro habría abandonado el combate y perdido toda la esperanza.
De las que poseen humor mutable, pasando de furiosos accesos de rabia al más tranquilo de los comportamientos.
Finalmente, es el arquetipo de las personas impetuosas y arrogantes, de aquellas que se arriesgan a ofender a los otros por una cierta falta de discreción cuando les prestan servicios, pero que, debido a la sinceridad y franqueza de sus intenciones, se vuelven difíciles de ser odiadas.


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Los saludos en las tradiciones yoruba del culto a los Orisas, Orixas, Orichas.

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Los saludos en las tradiciones yoruba del culto a los Orìsàs.

saludoComo todo tipo de sociedad los religiosos tenemos nuestros saludos, los cuales son parte de un ritual de identificación entre los iniciados de la religión yorùbá. Podemos decir que esta práctica ha sobrevivido por generaciones hasta el día de hoy.
Sin embargo, probablemente muchos de los iniciados no conocen su significado, ni el origen de estas simples e importantes ceremonias que realizamos todos los días de manera casi automática.
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El saludo es una forma de reconocimiento de un ser humano a otro y determina por su forma o carácter de expresión la categoría del mismo.
Puede indicar afecto, diferencia o incluso pleitesía hacia un grupo de personas, dignatarios, gobernantes, personalidades de mayor o menor rango. En nuestro caso, el saludo es un reconocimiento hacia la deidad en cuestión que se agasaja.
El origen de esto lo encontramos en una de las historias de IFA en el odù Òtúrá Méjì en el cual Olódùmarè al repartir los distintos poderes creó los saludos donde los Òrìsàs masculinos se tendían con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, las palmas tocando el piso y la frente apoyada besando a Ilere, la tierra, esta forma de saludo representa el acto de copular o fecundar la tierra.
Los Òrìsàs femeninos, por el contrario, debido a su naturaleza se consideraban de otra manera, pues la menstruación podría contaminar a Ilere, la tierra, de modo que se tienden sobre un costado primero y sobre el otro después.
Primero, sobre el brazo y codo derecho, y sobre el brazo y codo izquierdo posteriormente
Si sobrentendemos que un iniciado en Sodo Òrìsà, ha recibido la irradiación de su Òrìsà, deberá realizar los saludos en la forma que corresponde a su filiación tutelar.
Los aleyos, o aberikura (aquellos que no han sido iniciados), pero son creyentes, solo tocan la tierra con la punta de los dedos besándolos después.
Quienes saludan de esta manera al hacerlo piden bendiciones. La respuesta a la palabra Òsà es la misma palabra y significa el pedido que el Òrìsà que recibe el saludo sea testigo de lo que la persona que saluda le anuncia o desea en esta forma.
Tenemos los saludos de IFA a Òrúnmìlà en los cuales los iniciados en Ekofá o Owo Ifá Kàn, congratulan a los Babaláwos, inclinados hacia delante hasta tocar el suelo con la mano derecha diciendo:
Awo Ìború - Awo Ìboyè - Awo Ìbosíse .
Si el Babaláwo en cuestión es su padrino, saludará con las dos manos en el piso mencionando las tres frases anteriores y agregando: Olúwo Ìború – Olúwo Ìboyè – Olúwo Ìbosíse.
Si es su Ojùgbònà (segundo padrino) lo hará en forma parecida pero con una sola mano, diciendo:
Ojùgbònà Ìború , Ojùgbònà Ìboyè , Ojùgbònà Ìbosíse.
Muchos de los que se han iniciado dentro del tradicionalismo, dicen que la forma correcta de saludar a Òrúnmìlà o entre religiosos es: Àború, Àboyè, Àbosíse. (Puede el sacrificio ser aceptado y bendecido por los Dioses).
Y esto no deja de ser cierto, solo que no es única.
En Cuba se saluda de la forma siguiente: Ìború, Ìboyá,Ibosíse. (quiere decir: dar, recibir, agradecer).
Existen diferentes tipos de formas rituales de dar saludos a los fundamentos (Igbá) de los Òrìsàs, que se refieren cuando la persona se postra en el piso ante el altar o Igbá de un Òrìsà.
Se le refiere comúnmente como tirarse o saludar al Òrìsà.
Existen palabras para referirse a estos gestos de saludo, estas son Dòbálè, Kúnlè, Yíìka y Foríbalè.
Dobale viene de la palabra yorùbá Dòbálè que se traduce como postración, el Dòbálè es realizado por adultos y niños, postrándose en el piso, de cuerpo entero boca abajo.
Este es el tipo de postración que hacen los "hijos" de los Òrìsà(Olorìsàs) masculinos, como los Olo Obàtálà, Oni Sàngó, etc.
Kunle viene de la palabra yorùbá Kúnlè, que significa "arrodillarse".
Kúnlè en la tierra yorùbá es la acción que realizan las mujeres y niñas que consiste en arrodillarse y cruzando los brazos en frente del pecho en acción de suplica.
Este se puede hacer hasta con una rodilla en el piso.
En la tradición de Òrìsà, los hijos de Òsóò(Olo Òsóòhacen su saludo peculiar en el piso poniendo solo una rodilla en el piso. En el culto a IFA se practica mucho en arrodillarse frente a Òrúnmìlà.
Yinka viene la palabra yorùbá, Yíìka.
Esta se realiza como se ve en viejos grabados de la tierra yorùbá. En la tradición de Òrìsà, todos los hijos de Òrìsà femeninos, como los Olo Oya, Oni Yemayá, Olo Òsún, etc.
en este tipo de postración el iniciado se postra con la cadera de lado al piso, y ponen el codo (del lado que están tocando el piso) en el piso y la otra mano en la cintura.
El iniciado luego rota (yorùbá– "yi") hacia el otro lado y repite la acción del otro lado.
Yíìka la tierra yorùbá parece haber sido una forma formal de saludo realizado en los palacios de ciertos Oba (regidores o reyes tradicionales).
Moforibale o Foribale, viene del yorùbá, Foríbalè que significa poner la cabeza o postrar la cabeza al suelo.
La expresión normal es Mo foríbalè, Mo = Yo doy Foríbalè.
• De acuerdo con la tradición yorùbá, los hombres deben hacer "Doju bole" (con la cabeza a la tierra) y las mujeres deben hacer Kúnlè (arrodillarse).


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viernes, 24 de julio de 2009

La tradicion Oral Yorùbá

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La Tradición Oral Yorùbá

TradicionOralIFA entra en el mundo para la salvación de verdad, la tradición ha extendido por los varios nombres mundiales, pero la atadura común es el respeto de la sabiduría de los antepasados y superiores.
Como nació la cultura que hoy nos ocupa y que tratamos de adoptarla a nuestra manera, es de la tradición oral Yorùbá, y es una práctica de tolerancia.
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Es la única tradición oral que no requiere de reclutamiento, la única tradición oral que no critica las otras prácticas religiosas.
Es la única espiritualidad que no ataca a nadie perteneciente a otras espiritualidades.
Es tal vez, a única tradición oral en el mundo que no predica el odio. La tradición Oral Yoruba se acomoda a todos y nos anima hacia la coexistencia pacifica.
La información oral Yorùbá dice que al principio, en lo que ahora denominamos Tierra, existía un acuoso pantano no habitable para la vida humana.
Allí existían algunas especies de animales, que vivían en el pantano, y de cuando en cuando seres del cielo bajaban una escalera dorada para jugar.
Un día Olódùmarè, quien estaba profundamente enfrascado en sus pensamientos, quiso que el ser humano fuera creado por Obàtálá y Ògún, bajo la orden y criterio de Olódùmarè Dios arquitecto del universo.
La formación oral que tiene que llegar a nosotros como una exaltación del testimonio que hemos vivido y que viviremos pasando a ser un legado de virtud y honorabilidad.
Las narraciones de acontecimientos históricos, leyes y preceptos, cantos y poemas, sentencias y proverbios, deben ser transmitidos oralmente de generación en generación esto es la tradición oral que no dicen estas persona de sabiduría, que pasan educándose por generaciones.
IFA es una tradición espiritual arraigada en la cultura del Yorùbá y que ha pasado de una generación a otra, desde las tempranas horas de la civilización indígena, desde los viejos años la tradición africana fue formándose de manera oral.
Los Yorùbá enseñarían los conceptos de su creencia a sus descendientes utilizando las técnicas de la recitación constante, el ritual, y la ceremonia.
IFA permaneció en África por muchos siglos, le damos el crédito a las costumbre de eso antepasados Yorùbá que por boca en boca lo sabemos los occidentales y creyente de esta cultura religiosa que profesamos en nosotros mismo.
Un Awo Ifa, que conocí me dijo que su historia fue proclamado por un antepasado, ¿y le pregunte?, ¿y tu abuelo te enseño lo que es Ifa? Y el me contestó: ¡Si claro fue todo los días que el me hablaba de IFA, y me decía que IFA es verbo y no literalmente un verbo!!!!
Dice un verso de Ifá que nos habla de nuestros antepasados y no hace que debemos de cuidar nuestra costumbre y nuestro oral Yorùbá .
Odù ‘fa, Ogbè-Ìwòrì: yìn Òní Ogbè n w yìn ̀la Ogbè n w yìn na?. I’Ogbè n wOjoojúm

(Hoy, Ogbè esta echando un vist azo hacia atrás Mañana, Ogbè esta echando un vistazo hacia atrás Esto es todos los días que Ogbè estará mirando hacia atrás?).
Deberíamos estar con un conocedor de las leyendas, mitos, tradiciones, costumbres, Yorùbá y así podríamos entender los mensajes que Olódùmarè nos tienen en nuestra vida, era lógico que continuara la costumbre oral Yorùbá como patrón de vivencia africano, pues era una manera de resguardar su cultura y sus tradiciones.

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