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domingo, 16 de agosto de 2009

Quien es Orisanla, Oxanla, Obatala y Parte de su Historia (Candomble)

Quien es Òrìsànlá , Oxanla, Obàtálá y Parte de su Historia (Candomble).

Oxanla 1.a Òrìsànlá u Obàtálá el gran Orixa (Òrìsà) o (el rey del paño blanco) ocupa una posición única entre los orixas (Òrìsàs), es el más elevado de los dioses Yorùbá, fue el primero en ser creado por Olódùmarè, el dios supremo.

Òrìsànlá u Obàtálá y también llamado Òrìsà u Obà-Igbò  o rey de los igbos. Tenia un carácter bastante obstinado e independiente, lo que le causaba innumerables problemas.

A Òrìsànlá (Obàtálá), le fue encargado por Olódùmarè, crear el mundo con el poder de sugerir (àbà) y el de realizar (àse), razón por la cual es saludado con el titulo de Àláàbálàásé. Para cumplir su misión antes de su partida, Olódùmarè le entrego la bolsa de la creación. El poder que se le confiaba estaba sujeto a ciertas reglas y el respetar diversas obligaciones, como la de los demás Orixas (Òrìsàs).

Una historia del  IFA, cuenta que, por su carácter altivo rechazo hacer algunas ofrendas a Bará (), antes de iniciar su viaje para crear el mundo.

Òrìsànlá (Obàtálá), posee paso tranquilo, un gran cayado de estaño (òpá-osorò o paxoro), para hacer ceremonias. En el momento de salir por el portal, encontró a Bará (Esù), que entre una de sus múltiples obligaciones, tenia que ser fiscalizador de los dos mundos.

Bará (Esù), descontento con su negativa de aceptar lo que el Gran Orixa (Òrìsà) le había dicho (hacer ofrendas), se vengo, haciéndole sentir una terrible sed.

Òrìsànlá (Obàtálá), para saciar su sed, agujereo con su paxoro (òpá-osorò) en el tronco de una palmera de donde, resulto que el liquido que emanaba era nada mas y nada menos que vino de palma. Bebió abundantemente, así es que quedo totalmente ebrio y cayó adormecido.

Llego entonces Olófin-Odùdúwà, creado por Olódùmarè después que Òrìsànlá (Obàtálá) y le saco la bolsa de la creación, se dirigió ante la presencia de Olódùmarè para mostrarle lo que había hallado y contarle en que estado se encontraba su antecesor, el supremo exclamo que si su hermano estaba borracho, que vaya el a hacer su trabajo.

Odùdúwà, salió así a cumplir su tarea, delante encontró una extensión enorme de agua, dejo caer el contenido de dicho saco, era tierra que formo así un montículo, ésta sobrepaso el agua, coloco sobre ella una gallina cuyas las patas tenían cinco garras, el ave comenzó a desparramar la tierra, que iba siendo cada ves mas extensa esa superficie.

Odùdúwà se estableció  ahí, seguido por otros Orixas (Òrìsà) volviéndose así, rey de la tierra.

Cuando se despertó Òrìsànlá (Obàtálá), se encontró sin su bolsa, se levanto y corrió a ver a Olódùmarè, éste como castigo, prohibió que bebiese vino de palmera y aceite de dende(COROJO), pero le confió como consuelo la tarea de modelar con barro a los seres humanos a los cuales el (Olódùmarè) le insuflaría vida.

Por esa razón Oxala (Obàtálá) es también llamado Alámòrere (el dueño de la buena arcilla), este no seguía al pie de la letra la prohibición del Supremo, por ello algunas de sus figuras salían mal, o con falta de cocción, por los albinos, que entonces se convertían en adoradores de Oxala (Obàtálá).

Orixas

Dioses Yorubás en el Nuevo Mundo y en  África

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miércoles, 12 de agosto de 2009

Historia del Orisa Ogun,Ogum (Candomble).

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Historia del Orisa Ògún,Ogum (Candomble).

Ogum 1.cÒgún como personaje histórico, habría sido el primer hijo de Odùdúwà, fundador de Ifé. Era un temible guerrero que lucho sin descanso contra sus vecinos, de esas exploraciones el volvía con riquezas y esclavos.
En Iré, luego de vencer a su Rey, lo mato e instalo a su hijo en el trono y regreso glorioso usando el nombre de Oníìré (Rey de Iré).
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Por razones que se desconocen, Ògún nunca tuvo derecho de usar corona(adé), hechas en cuentas de vidrio y mostacillas, que era emblema de realeza, la cual cubría el rostro.
Si en cambio, fue autorizado a usar una pequeña diadema llamada àkòró, eso le valió ser saludado hasta ahora con el apodo de Ògún Oníìré  y Ògún Aláàkòró inclusive en el nuevo mundo (Brasil y Cuba) por los descendientes de los Yorùbás llevados a esas tierras.
Ògún, el hijo más enérgico de Odùdúwà se volvió regente del reino de Ifé, cuando su padre quedo ciego temporariamente.
Una de las leyendas de Ògún, que muestra lo irascible que era, cuenta que, decidió regresar  a Iré, después de pasar varios años sin visitar a su hijo.
El reino se encontraba en una celebración, no por su llegada. Una ceremonia donde los participantes no podían hablar bajo ningún pretexto, eso era una pena de graves represalias.
Ògún vio varios vasos de vino vacíos, nadie lo había saludado o respondido a sus preguntas
El no era reconocido por haber estado ausente durante mucho tiempo, esto lo hizo perder la paciencia y enfurecer, perdió la poca paciencia que le quedaba y comenzó a quebrar los vasos con golpes de sable y luego sin poder contener su ira paso a cortar cabezas de las personas que encontraba a su paso.
Hasta que llego su hijo, ofreciéndole su comida preferida y vino de palma.
La gente comenzó a cantar en su honor rezas avivándolo. Sin que faltase, el nombre de Ògúnjájá, que viene de la frase Ògún je ajá (Ògún come perro) y que le valió el mote de Ógúnjá.
Calmada  su sed, su apetito y su ira, lamento la violencia de sus actos y reconoció que había vivido bastante. Fue entonces que bajo su espada y apoyo la punta contra el suelo y antes de desaparecer pronuncio unas palabras que debían pronunciarse solo  en caso de peligro ante  algún enemigo.
Pero si se lo llamaba y no había con quien guerrear, Ògún se lanzaría contra el imprudente que las pronuncio en vano.
Ògún es único y en Iré, se dice que el es compuesto por siete partes. Ògún méjeje lóòde Iré, Haciendo alusión a los siete reinos que se encontraban alrededor de Iré, hoy desaparecidas. Ògún es asociado al numero 7 y Oiá-Iansá (Oya)  al numero 9.
Oiá (Oya) era esposa de Ògún, un día Ògún ofreció a Oiá (Oya) una vara de hierro similar a la que el poseía y que tenia el poder de dividir en 7 a los hombres y en 9 a las mujeres, que eran tocados en una lucha.
Xàngó (Sàngó) frecuentaba la forja de Ògún, le gustaba verlo trabajar con el hierro, de reojo miraba a Oiá (Oya), ésta, furtivamente devolvía las miradas.
Oiá (Oya) impresionada por la belleza y la elegancia de Xàngó(Sàngó), un día  huyo con el.
Ògún se lanzo a la persecución de los amantes, fue así que los pudo alcanzar y los ex esposos se trenzaron en lucha es así que se tocaron mutuamente.
Ògún fue dividido en siete partes y Oiá (Oya) en nueve recibiendo el nombre de Ògún Mejé el y Oiá-Iansá ella, el origen es Ìyámésàn ( madre –convertida en –nueve).
La vida amorosa de Ògún fue muy agitada, primer esposo de Oiá(Oya), tuvo también relaciones con Òxúm (Òsun) antes que ella fuese esposa de Òssanha (Obàtálá) y de Xàngó (Sàngó) y también con Obá (Oba) ,la tercera esposa de Xàngó (Sàngó).
Algunas de las loas para Ògún son:
Ògún, que teniendo agua en casa, se lava con sangre.
Los placeres de Ògúnson la guerra y la lucha. 
Ògúncome perro y bebe vino de palmera.
Ògún, el guerrero violento.
El hombre loco con músculos de acero.
Terrible Ebora que se lastima a sí mismo sin piedad
Ògún que corta a cualquiera en pedazos mas o menos grandes.
Ògún usa casco cubierto de sangre.
Ògún, tu eres el miedo de la selva y los bosques y el terror de los cazadores
Orixas
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viernes, 7 de agosto de 2009

El Palo Monte o Palo Mayombe y sus ramas en Cuba y Brasil ¿Que Relación Tiene con el Culto Orisas?

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El Palo Monte o Palo Mayombe y sus ramas en Cuba y Brasil ¿Que Relación Tiene con el Culto Orisas?

El sincretismo de las religiones afroamericanas no se limita a conciliar las creencias y los ritos yoruba con las doctrinas cristianas. 
En Cuba, por ejemplo, muchos Babaláwos y bantuessanteros (sacerdotes de la santería) son al mismo tiempo paleros, es decir, practican asimismo el palo monte o regla mayombé, una religión de origen bantú basada en el culto a los muertos en la que se utilizan plantas, minerales y otros productos naturales con fines mágicos.
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Más animista que la regla de Ocha, la mayombé no tiene un panteón tan estructurado como ésta u otras religiones de origen yoruba.
Las potencias paleras invocadas por Nsambia, el Dios supremo —un dios tan lejano e inabordable como el yoruba Olódùmarè —, son fuerzas naturales puras como el agua y el rayo que, a diferencia de los orishas(Òrìsà), no admiten el antropomorfismo (aplicar cualidades humanas o animales a objetos inanimados).
Pese a estar más próximas a ellos que el Dios que les diera origen, los hombres no pueden dirigirse directamente a estas potencias tal como lo hacen con los santos católicos o con los orishas(Òrìsà). Para invocarlas, para imbuirse de su fuerza, los paleros tienen que dirigirse de hecho a los infumbes o innumerables muertos en los que se subdivide cada una de estas potencias animistas.
Aun siendo el más conocido, el palo o regla mayombé no es el único culto de origen bantú existente en Cuba. Otras reglas importantes son la briyumba, que combina los elementos estrictamente bantús o «congos» con los santos católicos y los orishas (Òrìsà), la musunde, la vrillumba y ese curioso batiburrillo de palo, santería, espiritismo y catolicismo que es la regla kimbisa. Aunque continúan manteniendo su identidad específica, estas reglas y otros cultos de distintos orígenes —como el de Abakuá, una sociedad secreta de ayuda mutua, o el de Arará procedente de Dahomey y que también se basa en los orishas (Òrìsà )— se combinan en mayor o menor medida en una unidad sincrética, no siempre fácil de disociar en sus elementos complementarios.
En todas estas combinaciones sincréticas, el palo o regla mayombé desempeña un papel esencial en la resolución rápida y eficaz de los problemas de la vida cotidiana.
Para resolver estos problemas, los paleros hacen honor a su nombre, ya que los ingredientes fundamentales de la mayoría de sus «trabajos» o ritos mágicos son palos troceados y pulverizados de distintas especies vegetales.
Por lo demás, la denominación de palero no sólo alude a estas brujeriles recetas, sino también a los palos o ramas de distintas plantas leñosas que coronan sus ngangas, las prendas o trampas con las que se apoderan de los muertos.
Debido a estas prácticas mágicas y a otras más estrictamente herbolarias, el conocimiento botánico de los paleros es quizás tan extenso como el de los ossainistas santeros (sacerdotes de Òsányìn) y abarca, por tanto, casi toda la farmacopea de Cuba.

En Brasil, por otra parte, además del candomblé, que  se practica sobre todo en los estados de Bahía, Recife y Maranhao, y de la muy difundida umbanda, que cobró su forma actual hacia 1920 en Niterói, Río de Janeiro, existen varios otros cultos sincréticos de origen africano.
Entre los más conocidos figuran la pajelança, un culto  tradicional propio del norte de Brasil en el que predominan los elementos cristianos y africanos, pero cuyos sacerdotes se denominan pajé como los antiguos hechiceros y curanderos de las tribus tupiguaranís; el xangó (Sàngó), un culto sincrético con fuerte influencia nagó que se practica sobre todo en los estados de Pernambuco y Alagoas; la quimbanda, que es en realidad una línea ritual del umbanda muy vinculada con la magia negra y con el trabajo ritual con Omolú, el orixá (Òrìsà) ligado a la muerte; y finalmente el batuque, que se practica sobre todo en la zona del Río de la Plata y tiene fuertes influencias del ocultismo y de la magia.
Para concluir con el tema de los religiones de Brasil, cabe citar la existencia en este país de 3 sectas o iglesias organizadas en los que el yagé o ayahuasca (Banisteriopsis caapi) es el sacramento principal: Santo Daime, UDV (Uniao de Vegetal) y barquinia. Aunque el sincretismo que dio origen a estas sectas tiene sobre todo raíces cristianas e indígenas —las 3 fueron fundadas por recolectores de caucho que habían entrado en contacto con etnias indígenas que utilizaban la psicotrópica liana para comunicarse con los espíritus—, una de ellas (la barquinia) ha incorporado varios elementos de la umbanda y pertenece, por tanto, al grupo de las religiones basadas en el culto a los orixás(Òrìsàs).
Aun así, la barquinia no deja de ser esencialmente distinta de todas las religiones afroamericanas, ya que, mientras en esta secta se utiliza una planta psicotrópica o enteógena para estos fines, en la umbanda y todas las demás religiones con orixás(Òrìsàs), los factores que inducen los trances, las posesiones y otros estados alterados de la consciencia son casi siempre los tambores, las invocaciones y los cánticos y, en algunas ocasiones, el alcohol.

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Plantas y alimentos de los orishas El legado de la santería y el candomblé

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Plantas y alimentos de los orishas(Òrìsà ) El legado de la santería y el candomblé

imageSeparados por miles de kilómetros de distancia, los practicantes de la santería de Cuba y los seguidores del candomblé y de la umbanda en Brasil adoran más o menos a los mismos dioses.
Al igual que en las plantaciones cubanas, los Yorùbá, oriundos de Nigeria y de Benín, tuvieron una gran influencia cultural sobre las numerosas etnias esclavizadas en las plantaciones brasileñas.
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Como en Cuba, los Yorùbá de Brasil hicieron coincidir la identidad de sus deidades con la de algunos santos católicos, iniciando así
un complejo proceso de sincretismo que dio origen a las religiones de raíz africana más conocidas de ambos países.
Pese a las evidentes diferencias fruto de una historia distinta y de la adaptación a unos entornos culturales distintos, cultos como la santería y el candomblé poseen en esencia el mismo panteón.
En el nivel más alto de la jerarquía está Olódùmarè, dios omnipotente, creador supremo y manifestación material y espiritual de todo lo existente.
El contacto entre los hombres y el inalcanzable Olódùmarè se realiza por mediación de Olórun, directamente a través del sol. También se realiza de forma indirecta a través de Olofi(en la fe Yoruba tradicional Olofi u Olofin es un nombre que se le da a uno de los reyes de ile ife), una emanación de Olódùmarè que repartió la energía cósmica entre todos los orishas (Òrìsàs) o deidades intermediarias que gobiernan las fuerzas de la naturaleza. Olofi también dirige y supervisa las labores de los orishas (Òrìsà) y aunque pocas veces se digna bajar al mundo como energía pura, nada puede conseguirse sin su mediación.

Un complejo panteón

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El principal intermediario entre Olofi y los hombres es Obbatalá (Obàtálá), el creador de los seres humanos y de todo lo que habita en el planeta. Es una deidad hermafrodita y se identifica con la Virgen de la Merced.

Además de Obbatalá (Obàtálá), los orishas (Òrìsàs) más conocidos y populares en Cuba son los siguientes:
Elegguá (Esù)
Dueño de los caminos y también llamado el mensajero divino, es el primer orisha (Òrìsà) al que se hace honores durante las ceremonias de santería. Tiene las llaves del destino y abre y cierra la puerta a la desgracia o a la felicidad. Se sincretiza con san Antonio de Padua y con san Martín de Porres.

Oggún (Ògún)
Vigía de los seres humanos, es el dueño del hierro, los minerales, las montañas y las herramientas. Violento y astuto, pertenece al grupo de los guerreros. Cazador solitario y andariego, se le identifica con san Pedro, san Pablo o san Juan Bautista.
Changó (Sàngó)
Orisha (Òrìsàs) del fuego, el trueno, la justicia, la guerra, la danza, la música y la belleza viril, es trabajador, valiente, buen amigo, adivino y curandero, pero también mentiroso, mujeriego, jactancioso y jugador. Pese a su acusada virilidad, se sincretiza con santa Bárbara.

Yemayá (Yemoja)
Madre de la vida y de todos los orishas, es la dueña de las aguas y la encarnación del mar, fuente fundamental de la vida. Indomable y astuta, es capaz de mostrar la mayor dulzura, pero también el mayor enojo; sus castigos son duros y su cólera es terrible, pero justiciera. Se identifica con la Virgen de Regla.
Ochún (Òsun)
Diosa del amor, de la sensualidad, de la fertilidad y de las aguas dulces, vive en los ríos y se identifica con la Virgen del Cobre. Buena bailadora y eternamente alegre, Ochún (Òsun) es el símbolo de la coquetería, la gracia y la sexualidad femeninas.
Otros orishas (ÒrìsàS) importantes en la tradición santera cubana, aunque quizás no tan conocidos como los anteriores, son:
Babalú Ayé
Orisha (Òrìsà ) de la lepra, la viruela, las enfermedades venéreas y, en general, de las pestes y de la miseria. Esta deidad se identifica con san Lázaro.
Inlé
Orisha (Òrìsà) de la pesca, de la recolección preagrícola y de la economía extractiva.

Ochosi (Òsóò)
Orisha (Òrìsà) de la caza y protector de los que tienen problemas con la justicia. Mago y hechicero, se identifica con san Isidro Labrador.
Orisha Oko (Òrìsà Oko )
Árbitro de las disputas y protector de la labranza y de los arados, es el orisha (Òrìsà) de la tierra, de la agricultura y de las cosechas.
Orula u Orunmilá (Òrúnmìlà) Dueño de los oráculos y orisha (Òrìsà) de la adivinación, es el primer profeta de la religión yoruba. Fue enviado por Olodumare para fiscalizar los nacimientos, las defunciones y el crecimiento y desarrollo de los seres humanos y de otras especies. Orula se identifica con san Francisco de Asís.
Osaín (Òsányìn )
Por último, cabe mencionar a Osaín (Òsányìn), el dueño absoluto del monte y de la vegetación que en él se recoge.
Gran conocedor de las propiedades mágicas de las hierbas, este orisha (Òrìsà) personifica la energía de la farmacopea.
Su sacerdote es el denominado osainista, un «herbolario-mago» muy experimentado en la recolección y uso de las plantas medicinales. Dado que en la práctica santera se utiliza un gran número de plantas, muchas de ellas con capacidades curativas, y que para potenciar al máximo las propiedades de estas plantas hace falta saber cuándo y cómo recogerlas, se comprende la importancia de este especializado sacerdote.
a continuación se detallan algunas de las innumerables plantas que los creyentes cubanos atribuyen a estos orishas (Òrìsàs). Muchas de ellas tienen propiedades medicinales demostradas, otras son claramente tóxicas, y otras aún tienen presuntas capacidades o atributos que pueden parecernos sorprendentes o cuando menos curiosas.
El amansaguapo, el piñón lechoso y la adormidera, por ejemplo, sirven para elaborar «amarres amorosos» o pociones con las que puede conquistarse al ser querido o deseado. La raspa lengua es muy útil para hacer frente a los problemas legales.
La siguaraya o abre-camino se utiliza, como su nombre indica, para abrir puertas, caminos y oportunidades, siendo muy útil llevarla encima cuando uno viaja o se encamina hacia un importante encuentro.
El cedro, por su parte, lo utilizan los paleros para fabricar muñecos que caminan de noche y hacen maldades por cuenta de sus dueños, en tanto que las cortezas del obí o coco se emplean en la adivinación y en la predicción del futuro. Pero la utilización que por curiosa se lleva la palma es sin duda el aceitunillo, con cuya raíz se confecciona un amuleto destinado a los intelectuales impacientes por adquirir renombre.

Plantas medicinales, alimenticias o tóxicas vinculadas al culto de los principales orishas


Obbatalá (Obàtálá): abrojo terrestre1, achicoria, adormidera1, agracejo, ajo1, albahaca1, algodón, almácigo, amansa-guapo, anamú1, artemisa, bledo blanco, campana o datura arbórea, caimito, ceiba, coco, galán de día, galán de noche, guayacán, hinojo, maravilla, mejorana, peonía, pimienta, salvia, seso vegetal, tabaco, tamarindo, yagruma, yedra.

Elegguá (Esù): abre-camino, aguacate, ají guaguao, alcanfor, almácigo, bejuco San Pedro, caobilla de sabana, casia o yerba hedionda, croton, curujey, escoba cimarrona, espuela de caballero, guayaba, mastuerzo, pata de gallina, piñón botija, rasca barriga.

Oggún (Ògún): aguacate, ají guaguao, almendro Terminalia, cardo santo, cardón, galán de noche, jagüey, jengibre, tabaco, yerba diez del día, yerba mora, yuca.
Changó (Sàngó): abre-camino, aguacate, alcanfor, caoba, cedro americano, bejuco colorado, caña de azúcar, caoba, cebolla, flamboyán, granada, maíz, palo caja, palo caballero, paraíso o acederaque, piñón botija, platanillo de Cuba, quimbombó, ruda, tomate, zarzaparrilla.
Yemayá (Yemoja): añil, aristoloquia, bejuco amargo, bejuco ubí, chayote, ciruela, cucaracha, jagua, lechuga, majagua o hibisco, malanga, melón de Castilla, verdolaga, yerba de la niña, yerba mora.
Ochún (Òsun): algodón, añil, aroma amarilla, avellano de costa, bejuco carey, calabaza, canela, chayote, culantrillo de pozo, espinaca, frijol de carita, girasol, lagaña de aura, boniato, malvaté, mango, melón de Castilla, vainilla, perejil, pomarrosa.
Babalú Ayé: ajonjolí, algodón, artemisa, bejuco ubí, bambú, cardo santo, copaiba, cundeamor, escoba amarga, frijol de carita, abrótano, cacahuete, ortiguilla, piñón botija, yerba de Guinea, zarzaparrilla.
Inlé: abey macho o jacarandá, abrojo, bejuco amargo, jacinto acuático, girasol, jagua, mangle, sacu sacu o sagitaria.
Ochosi (Òsóòsì): caña santa, espartillo, galán de noche, higuereta o ricino, tabaco.

Orisha Oko (Òrìsà Oko): bejuco colorado, bejuco perdiz, boniato, jibá, ñame.
Òrúnmìlà: aceitunillo, aguinaldo morado, altea, astronomia o lagerstroemia, copey, galán de noche, ñame.

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Ofrendas y Comidas a Los Orixas (Orisas) en Brasil (Candomble)

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Ofrendas y Comidas a Los Orixas (Òrìsàs) en Brasil  (Candomble).

imageSe describen algunas de las ofrendas que se entregan a estos orixás (Òrìsàs) o, mejor dicho, a sus representaciones que poseen sus armas y atributos. Las comidas, siempre preparadas por un iniciado que conoce los gustos culinarios y los tabúes de cada orixá (Òrìsà), se elaboran en la «cocina de santo», un lugar construido especialmente para este fin en el terreiro o terreno sagrado.
Aunque dentro de las costumbres Yorùbá la cocina es una tarea propia de las mujeres, los varones también pueden cocinar estas comidas, ya que también ellos se consideran desposados con los orixás (Òrìsàs) después de su iniciación.
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Eso sí, una vez iniciados, tanto varones como mujeres contraen con su orixá (Òrìsà) las obligaciones que tendría una esposa sumisa para con su marido, es decir, cocinarle, atenderle, cuidarle y serle fiel.
Al igual que en las comidas de los orishas (Òrìsàs) cubanos, algunas de las plantas y de los derivados vegetales más comunes en estos alimentos son los frijoles blancos o negros, el quimbombó, el maíz en todas sus formas, la lechuga, las acelgas, el ají, la cebolla, las nueces de Kola, la manteca de carité, la manteca de corojo, el coco, el arroz y la miel.
Pero más que estas coincidencias que pueden ser más o menos fortuitas, lo que muestra innegables similitudes entre la santería y el candomblé o la umbanda es el uso ritual en los 3 sistemas religiosos de preparaciones tales como el ekó, el olelé, el ochinchin u oxinxin; o la inmolación de animales que sustituyen a las ratas de cañaveral africanas (Thryonomys swinderianus) tales como las jutías de Cuba (Capromys sp.), el cui o cobaya (Cavia porcellus) y el coipú (Myocastor coypu) de Sudamérica.
Pese a sus innegables diferencias, es evidente que estos 3 sistemas de creencias conservan todavía una fuerte influencia Yorùbá, no sólo en lo que se refiere a orixás (Òrìsàs), inmolaciones y ofrendas, sino también a muchos otros ritos y a la persistencia de un gran número de términos del idioma Yorùbá original.
Aparte de estas ofrendas a los orixás (Òrìsàs), el mundo vegetal tiene gran importancia en las ceremonias de iniciación.
En la umbanda, éstas se realizan al pie de una jurema (Mimosa tenuiflora), una gameleira (Ficus gameleira, F. doliaria) u otro árbol sagrado. Junto a este árbol se realiza un altar improvisado en el que se colocan frutas, otras ofrendas, así como recipientes que contienen miel, dendé, amasi (jugo de hierbas maceradas, mezclado con sangre, miel y bebidas) y otras «golosinas».
Tras entregarle al aspirante a babalao (Babaláwo), paí o mae de santo (Babál'òrìsà o Ìyá l'òrìsà) un vaso de amasi, su jefe espiritual le prepara una cama ritual de hojas escogidas especialmente para la ocasión y prepara, asimismo una hoguera en la que se quemarán varias plantas aromáticas.
Para invocar los orixás (Òrìsàs) y otras «entidades» que participarán en el proceso iniciático, el jefe espiritual tomará la maracá, instrumento realizado con una calabaza forrada con semillas, mientras el tamborero entona los pontos cantados o cánticos sagrados.
Por último, cabe decir que al igual que en la santería, existen en la umbanda y otros cultos afrobrasileños largas series de plantas relacionadas con los distintos orixás (Òrìsàs). Así por ejemplo, con Ogún (Ògún) se asocian el berro, el palo santo, la espadaña, la cresta de gallo, el llantén, la heliconia, el mango, la yuca y otras especies.
Con Xangó (Sàngó) se relacionan la albahaca anisada, el trébol, el platanero, el ñame, el urucu y el butiá.
Con Oxossi (Òsóò) se asocian, entre otras, el cocotero, el guayabo, el hisopo, la lantana, el mirto, la ruda y la yurema.
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Obàtálá: mazamorra blanca hervida a la que se adiciona leche de vaca, canela en rama, clavo de olor y azúcar; arroz con leche condimentado con azúcar, canela en rama y clavo de olor; arroz previamente frito al que se agrega agua y se hierve hasta que se seca; ekó.

Ògún: frijoles (ewá) acompañados con amalá y preparados o no con cebolla, pimiento morrón, tomate y camarones; asosó; frijoles hervidos y rehogados en aceite de palma, condimentados con cebolla, pimiento morrón, pimienta y camarones o con la carne de algún animal sacrificado para el orixá.

Xangô (Sàngó): amalá a la que se le agrega quimbombó machacado; obe gusi con efo y acompañado con amalá; carne asada de los animales sacrificados; banana asada; olelé.

Iemanjá (Yemoja): mazamorra blanca rehogada en aceite común y condimentada con cebolla rallada y perejil; olelé; akará de frijoles «tape» o de soja; pescado ahumado; alcuzcuz de tapioca.

Oxúm (Òsun): ipeté; abará; chin chin; egbo pupa; osinsin.
Oxalá (Obàtálá): gaari pupa junto con 7 huevos cocidos y untados con aceite de palma; frijoles negros hervidos y rehogados en aceite de palma, mezclados con gaari pupa; distintas variedades de frijoles mezclados, hervidos y rehogados en aceite de palma.

Obá: abará; akará; huevos de gallina fritos en aceite de palma y condimentados con perejil, cilantro y cebolla; adalú de mazamorra amarilla y frijoles «fradinhos».

Exú (Esù): ñame o mandioca rallada y frita en aceite de palma con un trozo de manteca de corojo por encima; adalú rehogado en aceite rojo de dendé, con cacahuetes y con 7 caramelos u otras golosinas por encima; asosó, sobre el que pueden colocarse asimismo 7 papines (dulces caseros locales) asados con aceite de palma; carne de los animales sacrificados asada con aceite de palma y espolvoreada con harina de mandioca; pescado ahumado.

Yansá (Oya): akará; abará; olelé; espigas de maíz verde cocidas y regadas con miel; bobó, camarones triturados, cebolla triturada y perejil; boniato o mandioca cortados en rodajas y fritos en aceite común.

GLOSARIO

Abará: masas de frijoles sin cáscara cocinadas al baño maría y envueltas en hojas de bananero. Adalú: plato elaborado con dos tipos de granos mezclados; en el caso del orixá Exú, se elabora con frijoles negros y maíz rojo.
akará: bollos hechos con masa de frijoles sin cáscara y fritos en aceite de dendé.
amalá: pasta de harina de mandioca cocida en agua caliente.
asosó: maíz hervido y rehogado en aceite rojo de dendé.
bobó: ñame hervido y mezclado con aceite de dendé.
chin chin: panecillos dulces de harina de trigo fritos en aceite común.
efo: hojas comestibles de acelga, repollo u otros vegetales.
egbo pupa: mazamorra roja hervida, regada con miel y coco rallado.
ekó: crema a base de fécula de maíz cuyas porciones se envuelven en una hoja de platanero.
gaari pupa: puré de patata cocida sin cáscara al que se le da la
forma de un caparazón de tortuga.
ipeté: mandioca hervida y frita con aceite de palma, condimentada con camarones y cebolla rallados.
obe gusi: estofado de carne al que se le agregan semillas de melón peladas y machacadas.
lelé: tamales envueltos en hoja de platanera y elaborados a base de frijoles con cáscara molidos.
oxinxin: sofrito de legumbres cortadas en tiras, carne de pollo demenuzada y camarones secos, todo ello condimentado con cebolla rallada, pimienta, perejil, cilantro, orégano, ajo machacado y otras especias.

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domingo, 2 de agosto de 2009

El Misterioso Polvo de los Zombi o Polvo Zombie (Voodoo).

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El Misterioso Polvo de los Zombi o Polvo Zombie

Zombi10Aunque el vudú (Voodoo) de Haití da una importancia mucho mayor a los espíritus o de los muertos, su panteón, al igual que el santero, tiene a Olorun(Olórun) como Dios supremo y omnipresente y a Obatalá (Obàtálá) como deidad creadora de la vida y del cielo.
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Por lo demás, sus sacerdotes o houngans invocan asimismo algunos espíritus que, al igual que los orishas (Òrìsà) santeros, son mensajeros entre los hombres y el inalcanzable cielo.
Algunos de estos espíritus o fuerzas cósmicas difieren esencialmente de los orishas (Òrìsà).
—por ejemplo, Aida Wedo, el espíritu del arco iris, Dambala, el loa de la serpiente, y Baron Samedi, el guardián de las tumbas—
otros tienen el mismo nombre y los mismos atributos que ellos: Ògún, el espíritu de la guerra, Òsun, el de las de los corrientes fluviales, Shangó (Sàngó), el de las tormentas y Yemanjá (Yemaya, Iyemonja,Yemoja ), la deidad de las aguas.
imagePara invocarlos, el houngan (bocor) —o su homóloga femenina, la mambo— y sus fieles utilizan un complejo ceremonial que incluye, entre otras pautas, cantos invocadores de los espíritus, ofrendas de libaciones, danzas extáticas y el sonido de 3 tambores de distintos tamaños, tonos y ritmos, similares a los 3 instrumentos empleados en las ceremonias santeras.
La ceremonia vudú (voodoo) llega a su punto álgido cuando las hounsis o iniciadas del templo entran en un frenético trance al ser poseídas por los espíritus.
En este estado, las frágiles hounsis son, según se dice, capaces de levantar grandes pesos, de romper vasos con los dientes y de soportar el fuego y los puñales.
Y, lo que es menos increíble, no dudan en sacrificar palomas o gallinas degollándolas y descuartizándolas con las uñas y los dientes.
Pero más que estos trances e invocaciones, lo que realmente llama la atención entre los creyentes del vudú (voodoo) es su extremo temor a ser convertidos en zombis, enimage auténticos muertos vivientes que después de su desentierro ritual son utilizados como esclavos.
Para que alguien sea convertido en zombi es necesario, según parece, que el bokor o «brujo malo»2 utilice un veneno en polvo capaz de contaminar a su víctima por vía cutánea.
En 1982, el Instituto de Investigación Química de Rockland contrató a Wade Davis, un etnobotánico estadounidense, para obtener muestras del misterioso polvo con vistas a investigar su posible aplicación como agente anestésico.
En colaboración con un científico haitiano, Davis localizó a Clairvius Narcisse, un varón al que le habían extendido el certificado de defunción en 1962 y que, en 1980, había reaparecido en su aldea natal convertido en zombi.
Después de efectuar varios intentos infructuosos y de descartar algunas hipótesis iniciales3, Davis pudo conseguir varias muestras de el temible y misterioso polvo de los zombis.
El análisis de estas muestras reveló que sus ingredientes principales eran huesos y otros restos de cadáveres humanos, sapos y peces globo triturados, además de algunas plantas irritantes como el comocladiaglabra1
bresillet (Comocladia glabra)
urerba.flor1la maman guèpes (Urera baccifera )
mucuna_pruriens Mucuna pruriens, el guisante pica pica.
Cuando se administró el polvo así obtenido a monos de laboratorio, los animales entraron en coma y no respondieron a ningún estímulo; pese a ello, su electroencefalograma continuó mostrando actividad y su corazón no dejó en ningún momento de funcionar con normalidad.
Los síntomas, en ambos casos, concordaban con los de la intoxicación por tetrodotoxina, uno de los venenos naturales más potentes que se conocen.
Esta sustancia cuyo origen biológico no está muy claro —aunque es posible que proceda de bacterias simbiontes de los géneros Aeromonas, Pseudomonas y Vibrio— se encuentra en animales tan distintos como el pulpo australiano de manchas azules, un cangrejo, dos caracoles marinos y una estrella de mar del Indopacífico,
atelopus
la rana suramericana Atelopus varius,
el tritón Taricha torosa, los peces luna, los peces erizos
pez-globo-bebe y los peces globo.
Considerados en Japón como una verdadera exquisitez gastronómica, los peces globo producen en este país unos 50 casos anuales de envenenamiento por tetrodotoxina, 5 o 6 de ellos con resultados fatales.
Comoquiera que aún no se conoce antídoto para el terrible veneno, varios investigadores nipones se han dedicado a estudiar este importante problema sanitario con vistas a encontrar una posible solución.
Uno de ellos, el profesor Kao, analizó una muestra del polvo de los zombis obtenida por Wade Davis y su dictamen fue tajante: la cantidad de toxina que contenía la muestra no era suficiente para inducir un estado de letargo o de muerte aparente como el que se observaba en los animales de laboratorio. image Aunque la historia de Wade Davis se llevó a la pantalla cinematográfica con el nombre «La serpiente y el arco iris», los resultados de la investigación de la misteriosa poudre nunca fueron publicados.
Así pues, nunca sabremos si Narcisse había recibido una dosis más alta por parte de sus justicieros o si sólo se había convertido en zombi por el terror que se adueñó de él al saber que había cometido alguna falta grave o transgredido algún tabú, es decir, por una simple aunque terrible autosugestión. ■
Notas 1. Estrechamente asociado con Haití, donde es poco menos que la religión oficial, el vudú o sus derivados también se practican en la República Dominicana, Puerto Rico, Cuba y Brasil, así como en Ghana, Togo y Benín, países africanos de los que este culto es originario.
2. Del mismo modo que en Cuba muchos santeros ejercen al mismo tiempo de paleros, la distinción entre houngan y bokor es más conceptual, ya que incluso el sacerdote vudú más serio y mejor intencionado puede en ocasiones hacer de brujo o hechicero.
3. Como, por ejemplo, la de que el ingrediente activo del veneno era la datura o estramonio (Datura stramonium), denominada en Haití como el pepino de los zombis y utilizada en ordalías, envenenamientos e intoxicaciones rituales por varias etnias de África tropical, y su antídoto la también venenosa haba de Calabar.
4. Algunas plantas, como el abrojo terrestre, la adormidera, el ajo, la albahaca, el anamú, la cebolla, el guayacán, el hinojo, la madreselva, la mejorana, la peonía y la pimienta son compartidas por todos los orishas (Òrìsàs).
La albahaca, en concreto, se emplea en baños lustrales, en tanto que la madreselva y la peonía (Abrus precatorius) se utilizan en la ceremonia del omiero.
a continuación Ciertos Videos que nos pueden explicar mas sobre este misterioso polvo.


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sábado, 1 de agosto de 2009

La Santería y el Candomblé: Dos Universos Semejantes, Que Es El Ache (Ase)

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La santería y el Candomblé: dos universos semejantes


Cada religión está compuesta por un complejo sistema ideológico y orgánico que actúa y se expande en las diferentes esferas del medio social en que se revela.
De ahí lo osado que resulta captar en un artículo la heterogeneidad de formas y contenidos religiosos presentes en Cuba y en Brasil.
Es por eso que tomamos como muestra sólo una de sus respectivas manifestaciones religiosas.
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Vale recordar que, desde el inicio, la formación de los pueblos cubano y brasileño fue condicionada por los diferentes y variados componentes culturales que europeos y africanos trajeron consigo.
De África sobresalió, por la magnitud y alcance de sus valores espirituales y materiales, el componente cultural yoruba, del cual procede el culto a los orishas (Òrìsà), que, de inmediato, se encontró conviviendo con el catolicismo.
Ambos pensamientos religiosos pasaron por un proceso de transculturación, de encuentro y extrañamiento, primero, y de choque, fusiones, aislamiento y renovaciones, después.
Surgieron, entonces y hasta nuestros días, acompañando los procesos de formación y consolidación de sus respectivos pueblos, la santería cubana y el candomblé brasileño.
La visibilidad de estas religiones no es solamente nítida en el pensamiento religioso de Cuba y Brasil sino, también, en sus manifestaciones artísticas, costumbres y en la vida cotidiana de sus sociedades.
Registradas como dos de las religiones afroamericanas más expresivas, las encontramos en la actualidad diseminadas por casi todo el conteniente americano: Puerto Rico, Venezuela, Argentina y Uruguay, entre otros, y, particularmente, la santería, en Estados Unidos.
En Cuba, del componente cultural yoruba, la etnia lucumí fue la de mayor alcance numérico. La menor extensión del territorio insular respecto a Brasil determinó una concentración de sus integrantes y el predominio de su pensamiento religioso, la santería, también conocida como Regla de Ocha (Òsa).
La dimensión continental de Brasil, con una presencia mucho mayor de africanos de diferentes etnias, hace del candomblé una religión de formato complejo en la que intervienen, entre otras, además de la variante lucumí del componente cultural Yorùbá, conocida en Brasil como nagó, las etnias keto, iyesá, yeye, y las variantes congo y angola, de origen bantú.
Ahora bien, el traslado del culto a los orishas (Òrìsà) sufrió en Cuba y Brasil dos transformaciones estructurales que explican su comportamiento y especificidad. Según Pierre Verger, fueron las siguientes:
1) Mientras que en África, el culto a los orishas (Òrìsà) no posee un panteón totalmente homogéneo, jerarquizado y único, debido a la existencia conjunta de cultos locales, cultos nacionales, y por la variedad de niveles ocupados por los orishas (Òrìsà) según la organización social en la cual están insertados, en la santería y en el candomblé los cultos a los orishas (Òrìsà) se homogeneizaron al concentrarse en sus respectivos panteones, organizados y estratificados.
2) En África, el concepto del orishas (Òrìsà) como ancestro divinizado instituye su culto a partir de una relación orisha-familia (Òrìsà – Familia), donde un cuerpo de sacerdotes especializados son los responsables del mismo.
En Cuba y Brasil, en cambio, el culto a los orishas (Òrìsà) pierde la estricta noción consanguínea, familiar, y se establece a partir de una relación orisha-individuo (Òrìsà - Individuo), cuyo carácter personalizado da al practicante la máxima responsabilidad con el culto.
Tanto en la santería como en el candomblé encontramos panteones estructurados por un conjunto semejante de orishas (Òrìsà), con individualidades cuyos imaginarios se entrelazan y relacionan en un universo mitológico común.
La praxis en estas religiones adquiere un carácter individualizado, mediante colectivos religiosos independientes que asumen como válidos y concluyentes los fundamentos de sus creencias.
Esto conlleva un elevado nivel de manipulación de esas creencias por parte de los practicantes, facilitado aún más por la ausencia de un programa ideológico-religioso teóricamente sistematizado. De ahí que la diversidad de comportamientos religiosos actuantes hoy en la santería y en el candomblé pueda ser agrupada en tres tendencias fundamentales:
-Comportamiento religioso sustentado en el sincretismo, paralelismo y/o yuxtaposición de los componentes religiosos yorubas y católicos, donde pueden estar presentes elementos del espiritismo.
-Comportamiento religioso que suma, a los componentes anteriores, elementos de otras creencias y ritos: budismo e hinduismo, prácticas adivinatorias de cartomancia, previsiones astrológicas, energizaciones de piedras y cristales, y otros ejercicios, elementos y pensamientos de carga mágica y mística.
-Comportamiento religioso dirigido a la búsqueda de un pensamiento y práctica puramente africanos, o sea, yorubas.
A pesar de esta pluralidad de actuación en la santería y el candomblé, la esencia de sus respectivas conciencias y praxis están sustentadas y definidas por un principio de fundamento religioso común denominado aché (àse), concebido como una fuerza o poder sagrado capaz de energizar y dinamizar todo lo existente.
La complejidad conceptual del aché (àse)y su importancia en todo tipo de pensamiento, acción y resultado religioso de la santería y el candomblé pueden constatarse en las siguientes definiciones y sentencias obtenidas de investigadores y practicantes:
“Bendición, gracia, virtud, palabra, alma” (Lydia Cabrera) [1].
aché (àse), es decir, el poder en estado de energía pura” (Natalia Bolívar) [2].
“Sin aché (àse) mis santos no caminan. Necesitan de poder, de una fuerza para que actúen” (Iniciada cubana, 1986).
“Energía sagrada: fuerza vital del orishas (Òrìsà): fuerza que emana de la naturaleza; fuerza que está en los elementos de la naturaleza: plantas, semillas, etc. y en aquellos que son sacrificados, como los animales. También significa el origen o raíz familiar; ascendencia mítica, conocimiento de iniciación, legitimidad, carisma, poder sacerdotal” (Reginaldo Prandi) [3].
“Es la fuerza que está en los orishas” (Iniciado brasileño, 1993).
Independientemente de los diferentes horizontes conceptuales visiblemente manifiestos en estas citas y testimonios, y de los variables niveles de conocimientos, compromisos e intereses que denotan, el aché (àse) se revela como factor regulador, distintivo y existencial de los contenidos doctrinarios, prácticas y materializaciones de la santería y el candomblé.
Con relación a la entidad orishas (Òrìsà), el aché (àse) , que es su alma y poder, será también el factor diferenciador en cada una de estas deidades, definiendo su personalidad, atributos, representaciones y símbolos en los respectivos panteones de la santería y el candomblé. Panteones que, al estar vertebrados por los mismos orishas (Òrìsà), son más semejantes que diferentes.
En lo que se refiere a los soportes materiales que intervienen en estas religiones —asentamientos, vestuario, instrumentos musicales, objetos-atributos, en fin, todo lo tangible que se encuentra a disposición del culto a los orishas (Òrìsà)—, obviamente, según el principio del aché (àse), su representatividad, actuación y simbología adquieren significado solamente una vez que éste les fuera transmitido. Sin aché (àse), estaremos frente a objetos desprovistos de sentido religioso y, por consiguiente, inexpresivos, vacíos, nulos.
Entre el enorme número de soportes materiales presentes en estas religiones, con una notable equivalencia de formas y contenidos, destacamos, a modo de ejemplo, el asentamiento, la escultura y el collar.
El asentamiento, un objeto ritual insustituible, es la materialización primaria del orishas (Òrìsà), que contiene y concentra su aché (àse).
Está compuesto por un conjunto de sustancias y elementos, generalmente depositados en un recipiente, que forman la materia donde se condensa y potencia el aché (àse).
Tanto esta materia como sus formas, colores y la composición del recipiente, están determinados por el imaginario religioso del orisha (Òrìsà) correspondiente.
La fisionomía y personalidad míticas del orisha (Òrìsà) se representan mediante esculturas antropomórficas, más o menos realistas o estilizadas. Primitivas, ingenuas y desproporcionadas, o elaboradas con rigor artístico, las esculturas se realizan utilizando diversas técnicas y materiales, como la talla en madera, el modelaje en barro o cemento, el hierro forjado y soldado, la policromía, etc.
Independientemente de su diversidad formal, todas coinciden en su alto valor expresivo-simbólico, que las convierte en uno de los soportes materiales más eficaces como medios de comunicación entre los practicantes y los orisha (Òrìsà) en la santería y el candomblé.
El collar es uno de los atributos que merece especial atención, tanto por su valor ritual, su carga simbólica y su riqueza plástica, como por su vinculación física, directa, con el practicante y su vida cotidiana.
Para los creyentes, el collar deja de ser un simple objeto de adorno para convertirse en algo más: en sus cuentas, ensartadas según un estricto orden, se concentran las fuerzas de los orisha (Òrìsà).
Quien los use estará resguardado contra cualquier accidente, enfermedad, malas influencias y otras adversidades. Los collares, además, viven, son entidades dentro del culto. (...) Una vez que el collar está consagrado, que vive (...) puede lo mismo aquietar un espíritu díscolo, que curar a un enfermo o proteger a su dueño de cualquier corriente o trabajo” [4].
En sentido general, son las múltiples personalidades del orisha (Òrìsà) y sus correspondientes números cabalísticos los que establecen las características formales del collar, determinando el color de sus cuentas, sus combinaciones y cantidad. En cantidad exacta, las cuentas se disponen en intervalos regulares, en una armonía secuencial, rítmica, que no sólo les confiere valor litúrgico, sino estético.
Estos tres soportes materiales de los que he hablado antes y el resto de los que se emplean en la santería y el candomblé serían inviables sin el carácter sagrado que adquieren cuando se les transmite y fija el aché (àse).
La categoría de lo sagrado rompe la inercia de los soportes materiales determinando sus funciones representativa y simbólica, así como sus propiedades que, por consiguiente, pasan a cumplir el papel de mediadores entre los practicantes y sus creencias. Así, lo sagrado actúa también como eje articulador y expresivo en las formas que adquieren los mismos, una vez que siendo apropiados como medios de comunicación, expresan y revelan desde las necesidades, propósitos y deseos de los practicantes, hasta la concepción que tienen del mundo, del hombre y de sus relaciones con estas religiones. Y si entendemos el fenómeno estético como resultado de la relación sujeto-objeto en un contexto donde ambos son copartícipes activos, observaremos que las formas de los soportes materiales revelan los respectivos universos estéticos de la santería y el candomblé. Universos que no es posible apreciar en los objetos aislados, sino cuando estos se insertan en los espacios ideo-físicos de sus respectivas religiones: la casa de santo, en la santería, y el terreiro, en el candomblé.
Al visitar uno de estos recintos durante alguna actividad conmemorativa, fiesta o ceremonia destacada, nuestra visión se sorprende al apreciar —distribuidos, instalados y funcionando— la gran diversidad de objetos que conforman los soportes materiales en estas religiones.
Entramos en un espacio visual diverso, abigarrado, de ritmo progresivo, que deroga las categorías de la estética tradicional. Diversidad en las semejanzas y contrastes de las formas, colores y texturas, en las múltiples simetrías de los objetos y escenarios, en la búsqueda de un foco de atracción siempre cambiante, según las necesidades de cada momento ceremonial.
A este proceso perceptivo se suman el lenguaje ritual, la música, los cantos y los bailes, creando una atmósfera que altera la percepción habitual del tiempo.
En estos espacios rituales, el tiempo tiene su propia lógica. Nada está pre-calculado; todo depende de las exigencias de cada tipo de actividad y de cómo tendrá lugar, de acuerdo a los intereses, necesidades y caprichos de los orishas. Al incursionar en una casa de santo o terreiro, el tiempo se ajusta a las dimensiones de lo sagrado –la duración de una posesión, por ejemplo—y es otro elemento de la liturgia de la santería y del candomblé. Los alimentos y bebidas típicos, que son consumidos y disfrutados en colectivo, siendo por ello elementos socializadores, son, asimismo, parte del complejo entramado estético y litúrgico.
Además de totalizador, como sistema que incluye no solamente lo artístico en las formas de sus soportes materiales, sino que apela, también, a todos los sentidos (olfato, vista, oído, tacto, gusto), el fenómeno estético-litúrgico es para el practicante con fe en lo trascendental, el aché (àse), una acción estética ininterrumpida en la santería y el candomblé.
Mientras, quien no es practicante de una de estas religiones intenta comprender este fenómeno estético en el contexto cultural de la realidad latinoamericana. Es el caso del concepto de lo real maravilloso postulado por Alejo Carpentier en el prólogo de su novela El reino de este mundo (1949). Cruzamiento de culturas y tiempos históricos diferentes, desconocimiento mutuo entre sus actores, exaltación de lo mítico, una singular interrelación entre la realidad y el sujeto latinoamericanos, hacen que: (...) lo maravilloso comienza a serlo de manera inequívoca cuando surge de una inesperada alteración de la realidad (el milagro), de una revelación privilegiada de la realidad, de una iluminación inhabitual o singularmente favorecedora de las inadvertidas riquezas de la realidad, de una manipulación de las escalas y categorías de la realidad, percibidas con particular intensidad en virtud de una exaltación del espíritu que lo conduce a un modo de 'estado límite` (Carpentier, Alejo; 1968).
Obsérvese que lo maravilloso no es una idea, invención o fantasía, sino un estado de la realidad (“una alteración, una revelación, una iluminación”) asumido y sentido por aquellos portadores de una racionalidad que, privilegiada por la fe, pueden alcanzar el “estado límite”. Pues, como apunta Carpentier, “la sensación de lo maravilloso presupone una fe”. Y la búsqueda de lo maravilloso nos aproxima a figuras y eventos prodigiosos, a hechos históricos motivados por leyendas, a objetos sin antecedentes culturales, supersticiones y santos milagrosos, a sorprendentes ritos mágicos, a creencias cosmogónicas repletas de divinidades, pero más cerca de los hombres que del Cielo.
Con una aguda visión e interpretación del paisaje histórico y cultural del continente, Carpentier revela un particular modo de comunicación del pensamiento americano con la realidad. Siendo pragmático, ese pensamiento es, al mismo tiempo, mítico y místico. Afirma que en la racionalidad latinoamericana todo lo que posee una apariencia inverosímil, absurda o fantástica, si preserva la esencia de lo humano, impregnada por la fe, se integra a la realidad sin sorpresas ni dudas.
Nadie mejor para ilustrarlo que Jorge Amado, escritor iluminado por lo real maravilloso de Salvador de Bahía:
Tierra donde todo se mezcla y se confunde, nadie es capaz de separar la virtud del pecado, de distinguir entre lo cierto y lo absurdo, de trazar los límites entre la exaltación y el embuste, entre la realidad y el sueño. En las tierras de Bahia, santos y encantados abusan de los milagros y de la hechicería, y los etnólogos marxistas no se espantan al ver una imagen de altar católico transformarse en mulata hechicera a la hora del crepúsculo [5].
Y es precisamente esta dimensión de lo real maravilloso la que desentraña y sustenta el misterioso comportamiento estético de la santería y el candomblé al revelar la categoría de lo sagrado también como un componente concreto y latente, vivo y real en los universos de estas religiones.
NOTAS [1] El monte; Ed. Letras Cubanas, La Habana, 1989. [2] Los orishas en Cuba; Ediciones Unión, La Habana, 1990. [3] Os Candomblés de São Paulo: A velha magia na metrópole nova; Edusp, São Paulo, 1991. [4] Martínez Furé, Rogelio; “Los collares”; en Actas del folklore; Centro de Estudios del Folklore del TNC, año I, n.º 3, La Habana, 1961. [5] O sumiço da santa; Record, Río de Janeiro, 1988.

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sábado, 25 de julio de 2009

Los saludos en las tradiciones yoruba del culto a los Orisas, Orixas, Orichas.

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Los saludos en las tradiciones yoruba del culto a los Orìsàs.

saludoComo todo tipo de sociedad los religiosos tenemos nuestros saludos, los cuales son parte de un ritual de identificación entre los iniciados de la religión yorùbá. Podemos decir que esta práctica ha sobrevivido por generaciones hasta el día de hoy.
Sin embargo, probablemente muchos de los iniciados no conocen su significado, ni el origen de estas simples e importantes ceremonias que realizamos todos los días de manera casi automática.
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El saludo es una forma de reconocimiento de un ser humano a otro y determina por su forma o carácter de expresión la categoría del mismo.
Puede indicar afecto, diferencia o incluso pleitesía hacia un grupo de personas, dignatarios, gobernantes, personalidades de mayor o menor rango. En nuestro caso, el saludo es un reconocimiento hacia la deidad en cuestión que se agasaja.
El origen de esto lo encontramos en una de las historias de IFA en el odù Òtúrá Méjì en el cual Olódùmarè al repartir los distintos poderes creó los saludos donde los Òrìsàs masculinos se tendían con los brazos extendidos a lo largo del cuerpo, las palmas tocando el piso y la frente apoyada besando a Ilere, la tierra, esta forma de saludo representa el acto de copular o fecundar la tierra.
Los Òrìsàs femeninos, por el contrario, debido a su naturaleza se consideraban de otra manera, pues la menstruación podría contaminar a Ilere, la tierra, de modo que se tienden sobre un costado primero y sobre el otro después.
Primero, sobre el brazo y codo derecho, y sobre el brazo y codo izquierdo posteriormente
Si sobrentendemos que un iniciado en Sodo Òrìsà, ha recibido la irradiación de su Òrìsà, deberá realizar los saludos en la forma que corresponde a su filiación tutelar.
Los aleyos, o aberikura (aquellos que no han sido iniciados), pero son creyentes, solo tocan la tierra con la punta de los dedos besándolos después.
Quienes saludan de esta manera al hacerlo piden bendiciones. La respuesta a la palabra Òsà es la misma palabra y significa el pedido que el Òrìsà que recibe el saludo sea testigo de lo que la persona que saluda le anuncia o desea en esta forma.
Tenemos los saludos de IFA a Òrúnmìlà en los cuales los iniciados en Ekofá o Owo Ifá Kàn, congratulan a los Babaláwos, inclinados hacia delante hasta tocar el suelo con la mano derecha diciendo:
Awo Ìború - Awo Ìboyè - Awo Ìbosíse .
Si el Babaláwo en cuestión es su padrino, saludará con las dos manos en el piso mencionando las tres frases anteriores y agregando: Olúwo Ìború – Olúwo Ìboyè – Olúwo Ìbosíse.
Si es su Ojùgbònà (segundo padrino) lo hará en forma parecida pero con una sola mano, diciendo:
Ojùgbònà Ìború , Ojùgbònà Ìboyè , Ojùgbònà Ìbosíse.
Muchos de los que se han iniciado dentro del tradicionalismo, dicen que la forma correcta de saludar a Òrúnmìlà o entre religiosos es: Àború, Àboyè, Àbosíse. (Puede el sacrificio ser aceptado y bendecido por los Dioses).
Y esto no deja de ser cierto, solo que no es única.
En Cuba se saluda de la forma siguiente: Ìború, Ìboyá,Ibosíse. (quiere decir: dar, recibir, agradecer).
Existen diferentes tipos de formas rituales de dar saludos a los fundamentos (Igbá) de los Òrìsàs, que se refieren cuando la persona se postra en el piso ante el altar o Igbá de un Òrìsà.
Se le refiere comúnmente como tirarse o saludar al Òrìsà.
Existen palabras para referirse a estos gestos de saludo, estas son Dòbálè, Kúnlè, Yíìka y Foríbalè.
Dobale viene de la palabra yorùbá Dòbálè que se traduce como postración, el Dòbálè es realizado por adultos y niños, postrándose en el piso, de cuerpo entero boca abajo.
Este es el tipo de postración que hacen los "hijos" de los Òrìsà(Olorìsàs) masculinos, como los Olo Obàtálà, Oni Sàngó, etc.
Kunle viene de la palabra yorùbá Kúnlè, que significa "arrodillarse".
Kúnlè en la tierra yorùbá es la acción que realizan las mujeres y niñas que consiste en arrodillarse y cruzando los brazos en frente del pecho en acción de suplica.
Este se puede hacer hasta con una rodilla en el piso.
En la tradición de Òrìsà, los hijos de Òsóò(Olo Òsóòhacen su saludo peculiar en el piso poniendo solo una rodilla en el piso. En el culto a IFA se practica mucho en arrodillarse frente a Òrúnmìlà.
Yinka viene la palabra yorùbá, Yíìka.
Esta se realiza como se ve en viejos grabados de la tierra yorùbá. En la tradición de Òrìsà, todos los hijos de Òrìsà femeninos, como los Olo Oya, Oni Yemayá, Olo Òsún, etc.
en este tipo de postración el iniciado se postra con la cadera de lado al piso, y ponen el codo (del lado que están tocando el piso) en el piso y la otra mano en la cintura.
El iniciado luego rota (yorùbá– "yi") hacia el otro lado y repite la acción del otro lado.
Yíìka la tierra yorùbá parece haber sido una forma formal de saludo realizado en los palacios de ciertos Oba (regidores o reyes tradicionales).
Moforibale o Foribale, viene del yorùbá, Foríbalè que significa poner la cabeza o postrar la cabeza al suelo.
La expresión normal es Mo foríbalè, Mo = Yo doy Foríbalè.
• De acuerdo con la tradición yorùbá, los hombres deben hacer "Doju bole" (con la cabeza a la tierra) y las mujeres deben hacer Kúnlè (arrodillarse).


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